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Tema: La suerte está echada [Priv. Mike Fox] Miér Jul 17, 2013 7:33 am
Jardines del Caesar Palace 28 Junio, 1:03 a.m.
Decidir en qué casino de la Strip pasar la noche era para Fon como entrar en la armería de una galería de tiro. Le daba un subidón inicial por el simple hecho de poder tener gran cantidad de posibilidades que excitaban los sentidos nada más que por la anticipación de lo que vendría después. Sin embargo, un casino no era después de todo como tener un arma de fuego entre las manos. No lo podías desmontar y volverlo a montar por piezas, ni cargarlo y luego apuntar, disparar. Ah, ese golpe de adrenalina agrediendo los oídos y haciendo vibrar el cuerpo de un solo fogonazo…
Finalmente, se decantó por el Caesar Palace. No tenía especial gusto por el arte romano pero su siempre aprendiz de erudito interior le arrastró hacia el complejo al ver sus fuentes exteriores. El Bellagio y el Mirage, para otro día.
Con paso firme y seguro pero parsimonioso, el neoyorkino se empapó de cada detalle que iba cruzándose por el camino al acceder a las instalaciones del lugar, desde las Victorias con trompetas y sombreritos alados de Mercurio hasta el Neptuno rodeado de tiendas de baratijas y restaurantes. Vamos, un estridente insulto al estudioso del arte en general. Pero aún quedaba más, lo “mejor” esperaba en el interior.
Una mezcla de cultura griega, romana y egipcia le apuñaló el cerebro en cuanto llevaba cinco minutos paseándose por el casino, dejando atrás las máquinas tragaperras y otros divertimentos de la mano del azar para ir a las mesas de póker y blackjack.
No se sentó en ninguna, se limitó a observar. Observar durante horas de forma discreta. Principalmente se posicionaba como uno de tantos curiosos junto a las mesas mientras otro u otros jugaban y… contaba las cartas.
Ya lo había hecho más de una vez, así era como se salvaba el culo en muchas ocasiones en la escuela militar y en el ejército y le vino bien para más de un caso cuando trabajaba en la policía. No obstante, en esta ocasión se limitó a estudiar el juego y comprobar que sus propias cuentas salían como debían. Intentando detectar trucos, tretas o trampas tanto por parte de los jugadores como de los propios croupiers.
Así sabría a quién acercarse y a quién no.
Pasaba una hora de la medianoche cuando los botines de Fon volvían a los jardines exteriores y al calor ambiental, así que casi por inercia fue atraído por el agua. Bordeó pues una de las grandes fuentes delanteras más cercanas a la carretera, subiendo unos cuantos peldaños para alcanzar el pequeño y solitario cenador iluminado que la presidía en su centro.
Dándole la espalda al tráfico, Fon alzó el brazo para dejar caer parte del cuerpo contra una de las columnas corintias que sostenía el cenador, teniendo una pequeña panorámica de los jardines, en los que se veía gente aun a pesar de la hora. Las Vegas nunca duerme.
Igual que Nueva York.
El calor le hizo abrirse el resto de los pocos botones que llevaba abrochados de su camisa color negro y luego, notó en sus nalgas la presión de la tela de sus vaqueros azul grisáceo al meterse la mano libre en el bolsillo. Llevaba un anillo en cada mano, un piercing discreto en lóbulo derecho y uno que conectaba su lóbulo y su hélix en la oreja izquierda.
No le echó cuenta a nadie por allí, si le miraban o no le era indiferente. Su vista pasó a ascender tranquila y serena al cielo nocturno, por encima de todas las luces y neones de la ciudad.
Estaba completamente negro por la contaminación lumínica.
Y no supo por qué, pues no tenía una razón demasiado lógica para ello —no para él al menos—, pero sintió una leve punzada de tristeza…
Mike Fox Mortal
Mensajes : 70 Fecha de inscripción : 03/07/2013
Tema: Re: La suerte está echada [Priv. Mike Fox] Jue Jul 18, 2013 7:25 am
¿Qué día era? Ya apenas lo recordaba... demasiadas noches de fiesta y desfase. Tener dinero solo servía para que quisieras gastártelo y tenerlo a raudales apoyaba esa decisión añadiéndole el adjetivo "alocadamente".
La luz de un sol de atardecer le despertó, entrando como puñales a través de sus pupilas y obligándose a taparse los ojos tirando de la sabana de seda blanca hasta cubrirse la cabeza, pero estaba claro que eso no era la solución, "Mierda de tela blanca". Tuvo que tomar la opción de levantarse a regañadientes.
Caminó hasta la ducha, sintiendo la calefacción que corría por debajo del suelo de su habitación: "La suite presidencial". Abrió el grifo y lo dejó correr unos minutos mientras se observaba las ojeras en el espejo, "A este paso no llegas a los 40 Mike..." Se permitió reírse solo mientras se quitaba los pantalones de pijama, la ropa interior y entraba en el pequeño plato de ducha del que ya emanaba algo de vaho a causa del agua caliente.
Dejó que el agua resbalara por su piel reactivando su circulación y espantando su pereza. ¿Qué había hecho la noche anterior?, "Ni puta idea..." Hablaba mal si, y le gustaba el whisky caro. Seguramente hubiera pegado más en una familia de clase media/baja que en la que le había tocado vivir pero "La suerte es para aquellos que arriesgan" y parece que en otra vida el había apostado por el caballo ganador.
No se secó el pelo, solo lo peinó pausadamente con la mano hacia atrás y notó como las gotas caían por su columna a la par que abría la puerta del armario mirando sus trajes. Optó por uno azul marino, acompañado de una camisa blanca además de una corbata del mismo color que la americana y lo dejó sobre la cama. Terminó de secar lo que quedaba de humedad en su cuerpo y se empezó a vestir.
Salió a los 5 minutos a la otra parte de la habitación donde su guardaespaldas ya le esperaba, estaba algo desganado como si llevara todo el día esperándole (y que seguramente fuera así) pero se puso erguido cuando salió por la puerta.
Fueron a un casino, a gastar como de costumbre: Caessar Palace, hoy tocaba ese. A Mike todos le parecían iguales y que dentro de sus puertas no había más que ruletas, poker y maquinas tragaperras. Unos lo tenían de una disposición y otros al contrario pero si llegabas al fondo de la cuestión "El mismo perro con distinto collar"
Se sentó en una mesa de blackjack y apostó, unas veces ganó y otras perdió. Bebió y jugó hasta que se aburrió de hacerlo y decidió salir a fumar un poco a la calle.
El aire fresco alivió la pesadez que sentía en la cabeza, aunque realmente el calor era mayor fuera que dentro pero al menos el aire no estaba tan viciado. Buscó en sus bolsillos y no encontró el tabaco, no obstante su guardaespaldas había pensado en ello y se lo alargó desde atrás, acompañado de su mechero.
Tomo el cigarro y se frustró al comprobar que su mechero se había declarado en huelga y no quería encender. Su compañero se encogió de hombros al no tener otra posibilidad que ofrecerme y yo le contesté con una mirada dura como si de él dependiera todo lo que sale mal a mi alrededor, como sí fuera mi chivo espiatorio.
A lo lejos le pareció ver a alguien, parecía alguien más... ¿normal?. Aunque le resultó raro el hecho de ir con la camisa abierta en mitad de las Vegas decidió acercarse a ver si tenía la posibilidad de darle fuego.
Le hizo un gesto a su seguidor para que le dejara solo y caminó seguro de si mismo (como siempre intentaba aparentar) hacia el chico. Por lo que pudo ver no tendría mucha más edad que él o quizás estuvieran a la par, "Aunque quien sabe, los orientales se conservan muy bien". Delgado, buena constitución, guapete y sobre todo ausente. Tenía la mirada perdida como si sus pensamientos estuvieran vagando por algún lugar al que solo él tenía acceso.
- Perdona amigo, ¿no tendrás fuego por un casual? - Le preguntó, intentando captar su atención mientras señalaba el cigarrillo que sujeto con la humedad de su saliva, estaba entre sus labios.
Fon Lattener Demonio
Mensajes : 55 Fecha de inscripción : 08/07/2013
Tema: Re: La suerte está echada [Priv. Mike Fox] Vie Jul 19, 2013 1:46 am
Una voz le sacó repentinamente de aquella negra inmensidad que le absorbía hasta el alma. Lejana y masculina, una luz envuelta en oscuridad de alcohol y vicio con olor a casino.
Sus ojos descendieron impasibles regresando a la tierra, a la figura de elegante varón que se aproximaba a él. ¿Fuego le pedía? No, en aquel momento no. Pero no le suponía un gran problema encenderlo por él, tenía un porte atractivo y una cara bonita.
Le gustaban sus remarcados y carnosos pómulos combinados con aquella mandíbula tan cuadrada. La forma de sus cejas y la torcida de su boca con el pitillo entre los labios, su cabello negro visiblemente secado con el calor ambiental. Sus ojos no le llamaron especialmente la atención, pues los tenía claros y azules como él mismo y típicamente masculinos caucásicos. Mas sí se fijó en sus pestañas, en especial largas en su párpado inferior. Sí, era bastante mono y tenía pinta de saber cómo divertirse…
¿Qué? Era un demonio de la lujuria, ¿en qué se suponía que debía de estar pensando? ¿En un mechero?
Fon apenas se mantuvo en silencio unos segundos, observándole a los ojos con tranquilidad sin pronunciar palabra porque su simple vistazo fugaz al bajar la vista le fue suficiente para ser raudo y discreto en su análisis. Y para darse cuenta de la niñera que parecía esperarle unos metros más a lo lejos. ¿Un hombre poderoso o solo un niño rico? Bueno, hora de comprobarlo.
— Claro, siempre —musitó natural con una leve sonrisa que murió de a poco mientras, sin cambiar de postura, llevaba su mano libre al bolsillo trasero de sus vaqueros.
La tela se tensó, más aún cuando introdujo más la mano en señal de que no hallaba lo que buscaba. Se incorporó, dejándose de apoyar en la columna para probar en el otro bolsillo trasero, optando por introducir ambas manos en los delanteros. Remarcando todo el poderío del mestizaje embutido en unos vaqueros mientras le dirigía una media sonrisa sutil, en señal de silenciosa disculpa por la espera inesperada.
— Oh, vaya… —dijo, alzando levemente las cejas, al mirarle como si hubiese descubierto algo fuera de lo común en la cara de aquel hombre. Sin brusquedad ni rastro alguno de amenaza en sus movimientos relajados, Fon se acercó un poco más a él y alzó el brazo hacia el rostro del desconocido —que le sonaba del interior del casino— hasta que su mano estuvo junto a una de sus orejas. Y enseguida, al alejarla de nuevo sin privarse de darle un roce sutil y leve con el dedo en el borde disimuladamente, un pequeño paquete de cerillas de propaganda apareció entre sus dedos como por arte de magia. El neoyorkino se lo mostró frente a los ojos con una pequeña sonrisa— Mira en dónde estaban…
Musitó con un deje escéptico para bromear un poco ante el pequeño truco de manos que le hubo hecho, sacando una de las cerillas tranquilamente y la prendió sin más, acercándola al cigarro para encenderlo.
— ¿Quieres algo más? —le preguntó sin tono alguno malinterpretable a pesar del claro doble sentido que podían tener esas palabras, mirándole directamente mientras la cerilla se iba consumiendo frente al pitillo.
Cualquier cosa le iba bien en aquel momento para alejar sentimentalismos inútiles inexplicables de su cabeza. Pero si no tenía precisamente “cualquier cosa” delante no estaba de más aprovechar, ¿no?
Mike Fox Mortal
Mensajes : 70 Fecha de inscripción : 03/07/2013
Tema: Re: La suerte está echada [Priv. Mike Fox] Sáb Jul 20, 2013 6:31 am
Notó la fugaz mirada del joven dándole un... ¿Repaso? "Como si el raro que va con la camisa desabrochada fuera yo". Pensó mientras se erguía aún más, manteniendo una pose recta y estirada, poderosa fingidamente pues sin su guardaespaldas no sería nada más que una persona más que camina por las calles y que tiene dinero para perder en los casinos, "¿Uno más?¡¡Jamas!!".
Hizo lo propio también con él, observándole, centrándose más en como era físicamente mientras con ahínco parecía buscar el fuego en cada uno de sus bolsillos. El pelo le caía por delante de la cara, liso, aparentemente suave, en su ondear tapaba y destapaba su ojo. Era delgado, no obstante parecía que en vez de hacer mella en su físico le había proporcionado una definición bastante aceptable, algo que el llevaba tiempo intentando conseguir en el gimnasio sin demasiado éxito, "Tienes que comer más hidratos" Le repetía constantemente su entrenador personal, pero es que el arroz no lo soportaba como alimento único y exclusivo.
Sus pantalones se adaptaban más a sus piernas ahora que buscaba en cada uno de los bolsillos, remarcando la delgadez típica de la raza oriental. Era cierto, no había demasiados orientales obesos, "Seguramente porque se alimentan solo de arroz..." Le dijo su Pepito Grillo dentro de su cabeza.
Tanto estaba metido en lo que recorría su mente que apenas se dio cuenta del acercamiento del chico a él y como su mano casi rozaba su rostro para perderse detrás de su oreja y sacar las cerillas como si fuera un truco de magia, "Pero que coño... ¿Estás jugando conmigo?¿Acaso te parezco gracioso?" Se sentía bastante desnudo alejado de su fiel perro guardián por lo que esto solo quedó en un pensamiento.
Le devolvió la sonrisa de medio lado mientras acercaba el cigarrillo a la llama y centraba toda su atención en la tenue luz que desprendía el fuego. Tomó dos aspiraciones antes de dar por concluido el correcto encendido. Después se separó hasta quedar a la distancia inicial.
Absorber y dejar escapar, esa era la dinámica del tabaco. Lo hizo un par de veces antes de escuchar la siguiente frase del joven, lo que le llevó a abrir los ojos dejando escapar el éxtasis de la nicotina que ahora corría por sus venas.
- No, te agradezco el cáncer - bromeó de nuevo mostrando una sonrisa mientras miraba al palito humeante que se iba consumiendo - Y el truco de magia ¿Sabes sacar un conejo de una chistera? Ese nunca lo llegué a entender - Continuó diciendo en respuesta a la confianza que anteriormente se había tomado su "salvador" - ¿Dónde actúas? - Había optado por cambiar el ritmo de la conversación ya que al menos, mientras le durara el pitillo tenía que estar ahí, no le dejaban fumar dentro por motivos "higiénicos" - Quizás alguna noche deje mis vicios y me pase a verte - Concluyó.
Fon Lattener Demonio
Mensajes : 55 Fecha de inscripción : 08/07/2013
Tema: Re: La suerte está echada [Priv. Mike Fox] Sáb Ago 03, 2013 5:55 am
Fon nunca había entendido el porqué las personas sonreían constantemente para casi todo. Cierto que era una muestra de agrado e incluso de cortesía pero se le hacía complicado a veces por ello el interpretarlas por el abuso de su uso. Él mismo casi no sonreía y hacerlo de verdad, de esa manera espontánea que no se podía evitar, ya ni se acordaba.
O sí y no quería volver a pensar en ello…
Siguió visualmente la comisura ajena alzarse por ello mientras le ofrecía la llama de la cerilla prendida, siendo consciente de que no debía de tener la cabeza donde debía —o sí, si tenía una noche de suerte— por aquel breve momento de sorpresa que supuso no se debía solo al inesperado truco de manos.
Inseguridad. ¿Había sido eso? El alejamiento de su cuerpo nada más obtener lo que necesitaba le indicó a Fon que debía de haber resultado algo invasivo… o que la niñera estaba demasiado lejos en opinión consciente o inconsciente de aquel tipo. Se decantaba por la opción inconsciente, pues hasta ahora su actitud no había sido precisamente poco altiva. Impecable, acostumbrado a aparentar. No era alguien importante o no lo era tanto, esos podían hacer lo que se les antojaba. Era un niño rico.
Y las palabras en su agradecimiento parecieron confirmárselo, a pesar de que el otro estuviera bromeando. Fon no era dado a entender las bromas, pero por ello le era más fácil reconocer las pequeñas verdades de cada uno ocultas en ellas. Costumbre de culpar a los demás, incluso a aquellos que le hacían un bien. Orgulloso. Perfecto.
No le dijo nada no obstante, se limitó a alargar un poco las comisuras serenamente como única respuesta y agitó la cerilla justo a tiempo de evitar quemarse los dedos. Sus ojos permanecieron en aquel hombre mientras su mente indagaba información en sus recuerdos.
— Saco mejores cosas de otros sitios —musitó ante su pregunta sobre el truco del conejo en el sombrero, dejando caer la espalda en la columna, de modo que su cadera y piernas estaban un poco más avanzadas y de ese modo podía remarcar sutilmente su vientre desnudo y lo embutido en sus vaqueros al introducirse de forma refleja las manos en los bolsillos delanteros mientras hablaban— pero sé como se hace aunque nunca lo haya intentado.
Vaya, curiosa pregunta. ¿Le creía parte de la farándula solo por un truco de magia? ¿O nada más estaba de broma? El mundo entero era su escenario pero dudaba que se hubiera dado cuenta de eso. Ni siquiera Fon lo sabía realmente.
— Podrías compartirlos conmigo en vez de privarte de ellos por mí —le sugirió de forma natural refiriéndose a sus vicios, sin responderle aposta a su pregunta anterior.
Quizás para desviar el tema de su ocupación sutilmente sin afirmar ni desmentir nada o igual quería causar un poco de misterio y expectación. Uno de sus pulgares fuera del bolsillo empezó a acariciar distraídamente su propio cinturón.
¿Sería aquél de los que les despertaba —el orgullo— el interés lo que no podían comprar o tenía un concepto de sí mismo tan pésimo como para que le provocase el efecto contrario?
Mike Fox Mortal
Mensajes : 70 Fecha de inscripción : 03/07/2013
Tema: Re: La suerte está echada [Priv. Mike Fox] Lun Ago 05, 2013 7:02 am
Parecía que el haberse separado de nuevo de él le había hecho gracia, pues sonreía de medio lado. Se sorprendió ante el gesto pues siempre había tenido la idea absurda de que los Orientales no sabían sonreír, apenas se les veía en películas y demás, siempre tan serios, tan rectos y tan honorables. Parecía que las viejas costumbres solo se habían convertido en eso con el paso de los años: "En viejas".
Ese gesto acompañado de esas palabras... ¿Está intentando ligar conmigo?¿Pretende que le miré al punto central de su insinuación? Le pareció realmente de poca clase esa actitud, tan abierta y directa, tan carente de jugueteo. El flirteo era parte de la emoción de "lanzar la caña", además de que creo que se había equivocado al mirar de acera, yo estaba en la de enfrente claramente, en la de enfrente de la de enfrente... Piensas demasiado para hablar contigo mismo.
- Bueno solo pretendía hacerte una broma, quizás me he excedido en confianza cuando apenas te he pedido fuego he intercambiado una frase contigo, a veces me sale - dijo intentando salir al paso - En el fondo es un truco, así que cuando se sabe como es pierde la gracia - Haciendo referencia al truco de sacar el conejo de la chistera.
Cuando le pide un cigarro, no pierde el tiempo y le extiende uno dando unos golpes al paquete por debajo y haciendo que sobresalgan un poco.
- Que desconsideración, pensaba que como solo tenías cerillas eran un regalo de alguno de los lugares que hay por aquí, con sus cajas de publicidad - Volvió a sonreír, se le había pasado un poco el primer arrebato que había tenido - Pero tendrás que encenderle tu mismo, ya sabes, no hay fuego.
Espero a que lo cogiera para volver a guardarlo en el bolsillo interior de su chaqueta y dar una larga calada a su cigarrillo - Ciertamente sabe bastante mal pero tranquiliza como no lo hace nada - haciendo referencia al tabaco - Y ¿Qué haces aquí fuera? Entiendo que los casinos pueden resultar pesados en ocasiones, incluso agobiantes. Pero estoy acostumbrado a ver movimiento en las calles, no gente parada y bueno... descamisada ¿Te encuentras mal? - Esperaba que la pregunta tan cordial y usual no diera lugar a otra situación incomoda.
La verdad es que ciertamente el ver el calor que parecía tener hizo que surgiera en él en cierto modo así que, dejando el cigarrillo sobre una barandilla en perfecto equilibrio, se quitó la americana. La camiseta estaba un poco pegada a su pecho y hizo lo posible porque no fuera así, no le gustaba dar aspecto de estar sudado.
Le echó un vistazo ante la mirada seguramente sorprendida del joven - Ciertamente creo que el descamisamiento se pega - dijo con una pequeña carcajada - Pero mi religión no me permite más que quitarme la americana.