No pudo evitar sonreír de un modo malvado cuando escuchó la manera en la que la joven hablaba, como si tuviera 15 años y quisiera ser "mala" huyendo de las directrices de unos padres autoritarios y restrictivos.

- ¿Te gustaría ser una chica mala Daida? - dijo con la sonrisa aún dibujada en su rostro - Mira que tu tía se preocuparía realmente, incluso podría llamar a la policía pensando que has desaparecido - realmente estaba intentando retarla, hacerla enfrentarse a las limitaciones a las que estaba sometida igual que cuando salías de fiesta con los amigos y sabías que era la hora de volver pero ellos se empeñaban en decirte que aguantaras un poco más.

Llegaron al destino sin terminar de zanjar esa conversación. Mike supuso que, cuando acabara la cena, se pronunciaría en pro de una posibilidad u otra. Realmente la idea no era otra que cogerla otra habitación para que pasara la noche, sin más preámbulos. No obstante, siempre era bueno dejar los cabos sueltos para ver como la imaginación trabajaba y jugaba con los fragmentos de información que tenía. ¿Qué se le estaría pasando por la cabeza?

Bajaron y Daida le tomó del brazo, él la correspondió con una caricia en el torso de la mano a modo de agradecimiento, fugaz y rápida. Luego comenzaron a caminar hasta la puerta. Al ser una fiesta privada no había colas interminables en la puerta pues solo entraba un grupo selecto de personas. El hombre de la puerta estirado de la puerta les miró por encima de unos anteojos pequeños, de esos que descansan sobre el tabique de la nariz, a la vez que pasaba algunas hojas en un libro que tenía delante, seguramente la lista de invitados.

- Mike Fox - Dijo en tono seco y carente de cualquier tipo de emotividad, ese tipo no le caía bien nada más verle.

El hombre se mojó el dedo en los labios y pasó unas hojas más, buscando con ahínco [color=red]- El señor Fox y la señorita Thompson, pasen por favor... -[color]  Dijo simplemente para terminar la conversación y abrir el cordón que les impedía el paso al interior.

Otro camarero les atendió rápidamente y les ubicó donde era su lugar para luego servirles un poco de vino. Cogió la copa y olió el aroma de la uva que el líquido corinto desprendía, Un gran reserva, si señor pensó para sus adentros a la vez que sintió la caricia por parte de Daida. Sonrió levemente, parecía que estuviera intentando tranquilizarle cuando él estaba completamente tranquilo, si algo se torcía se inventaría algún tipo de excusa, saldría de ahí y rompería el contrato con ella, aún así le agradeció la muestra de cercanía levantando la copa.

- Brindemos - la dijo - Porque esta sea la primera de muchas fiestas a las que asistas, siempre y cuando no encuentre alguien que me robe el corazón - añadió lo último con ligera sorna ya que era raro que eso pasara en algún momento, estaba enamorado del dinero y era una novia bastante celosa.

Observó como levantaba la copa y sonrió ligeramente.
-Brindemos -añadió ella, mirándole para luego chocar la copa contra la de él. Luego bebió un sorbo para sentir la calidez del vino recorrerle la garganta. "¿Y ahora?" pensó para sí devolviendo la copa a su lugar, frente a los platos y entre el resto de copas allá dispuestas. Observó los tenedores y los cuchillos y, supuso de una boda, recordó que primero los de fuera y luego ir agarrando los de más adentro. Bien. Eso seguro podría hacerlo bien. Luego... Miró unos momentos a Mike y le sonrió. ¿De qué hablar? ¿Hacer preguntas de dudas? No. Ahora no era momento de ello.

Se sentía tan fuera de lugar, tanto. Sentía como si le hubieran enfundado un traje a un espantapájaros y lo hubieran obligado a estar plantado enmedio de un baile de esos de los grandes Zares de Rusia. Todo pomposidad, riqueza, ostentación,... Máscaras, mentiras. Algunas personas se acercaban a la mesa y ocupaban sus espacios vacíos, otras pasaban, saludaban charlaban algo frugalmente y luego se marchaban a otras mesas, a ocupar otros espacios vacios. Daida observaba los lujosos vestidos, las caras joyas, los recargados peinados en algunas,... Y no pudo evitar sentir envidia de todas y cada una de ellas.

Y esa envidia subió hasta arriba, hasta su estómago, hasta su rostro pero se mantuvo neutral, sintiéndola por dentro y no exteriorizándola. No quería quedar mal con Mike. Todo parecía moverse por un protocolo previamente preestablecido, como si todos supieran interpretar su papel en aquella extraña e improvisada obra teatral... Menos ella. Una extra recién llegada, una extra que improvisa un papel de protagonista sin guión ni más señas que su propia intuición. Y eso tenía todas las miras de fallar, de ser un estreno catastrófico; pero todavía había una diminuta posibilidad de superar la prueba pues podía ser que al público le gustara su interpretación y ella se salvara y salvara así también su frágil contrato. Ojala. Ojala pudiera salvarlo.

Observó como Dai levantaba la copa para brindar con él y la correspondió dejando escapar una sonrisa leve, algo pasajero, sorprendido de lo bien que se estaba comportando la joven por el momento, quizás si hubiera sido una buena decisión elegirla a ella después de todo, después de aquellos pequeños vaivenes que había sufrido la relación en un principio.

Asentio posteriormente al verla dudar con los cubiertos y como finalmente, después de unos instantes, se decanta por los correctos. Hizo lo propio el también con los suyos, tomando los que necesitaba en ese momento y partiendo un poco la ensalada que englobaba el entrante.

Era difícil comer cuando todo el mundo está pasando a tu alrededor. La mayoría por suerte no eran conocidos suyos por lo que su paso era un mero camino hasta la mesa que se le había asignado. Por un momento agradeció que fuera en las Vegas y no en su ciudad natal. De haberlo sido, comer se habría convertido en un suplicio de levantarse y volverse a sentar.

Una voz sonó a sus espaldas, algo que no habría deseado escuchar en aquel lugar en ese preciso momento - Buenas noches - La piel se le erizó debajo del traje y su posición relajada se tornó tensa en solo unos segundos, clavando la mirada en Daida que era lo único que tenía delante de él.

El hombre que había a sus espaldas era de estatura media, complexión normal, pelo cano y una barba espesa con algún que otro mechón también canoso.  Se mesaba la barba mientras miraba a la joven que estaba delante de Mike - Veo que disfrutas de buena compañía Mike - Dijo a la vez que rodeaba la mesa y tomaba robada, sin pedir permiso la mano de Dai para besarla suavemente - Marlon Fox - Dijo a modo de presentación.

Estaba comiendo de la ensalada que tenían como entrante mientras su mente se perdía en el cómodo silencio asentado entre ambos ambos; a su alrededor el ajetreo más o menos se notaba, todavía escuchaba los tacones, las risas aisladas, si se fijaba incluso el "fru-fru" de los vestidos al moverse pero de repente... todo fue silencio.

Levantó la mirada y la fijó en Mike para luego ver como su mano era tomada y besada sin poder evitar que los colores subieran furiosos a sus mejillas dándoles color por debajo del maquillaje. Escuchó como se presentaba y luego observó a Mike de reojo, le veía y notaba tenso pero, ¿por qué? Agachó la cabeza, mordiéndose ligeramente el labio inferior en una suerte -mucha suerte quizás- de tímida vergüenza.

-Daida Thompson -se presentó, sin tapujos sonriéndole tras volver a verle- es un placer conocer al padre de Mike.-Sacó las conclusiones del apellido y de la tensión que sentía provenir del propio Mike. ¿Debería añadir algo más? ¿Qué se decía en estos casos? ¿Qué debería hacer? ¿Era educado ya todo lo que había dicho? Se maldijo. Se maldijo por no tener muy claras muchas de las normas de la sociedad en la que se movía su "contratista".

"Pero es por tu sueño, recuerda tu meta" una voz en su interior habló por ella mientras pensaba si sería descortes desviar la atención, que tenía posada en el hombre, hacía su plato de comida en un burdo intento bastante torpe de protegerse y desear que ese incómodo momento para Mike, se disipara y todo volviera a la normalidad de aquel cómodo silencio que ahora tanto añoraba.