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¿Qué mejor que un velo de arena para tapar secretos? [Libre]
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Dante Drachenbläut Demonio
Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 12/07/2013
Tema: ¿Qué mejor que un velo de arena para tapar secretos? [Libre] Jue Ago 01, 2013 3:45 am
Viernes por la mañana. El molesto despertador marcaba, como cada mañana a las 10:00 A.M. una melodía estridente y odiosa, un pitido agudo sacado de un un animal agonizando que obligaba a que salieses de los dominios de Morfeo, siendo como una Alicia retornando de su País de las Maravillas dejando atrás al Sombrero Loco, a la Reina de Corazones, al gato de Cheshire o al estresado conejo blanco que llegaba tarde.
En este caso no era una Alicia inocente y tierna, de cabellos áureos y ojos como el mar, ni tampoco tenía un hermoso vestidito de seda azul con encajes. La Alicia que despertaba en aquella sala era un ser que llevaba las manos manchadas con la sangre de cientos de personas y no sentía remordimientos por ello, de un ser cuyo corazón había mirado a la gorgona Medusa y se había convertido en una estatua de fría piedra gris.
Ese ser no era humano, no. Había dejado de poder considerársele así hacía años a pesar de la forma de apuesto joven de aproximadamente veinte años. Ese hombre que hoy, tenía trabajo.
Todo comenzó días atrás. Recibió la llamada de un importante miembro del FBI, un corrupto de cincuenta años, casado y con un hijo de la edad que aparentaba el protagonista de esta historia. Ese hombre que amaba el dinero tanto como nuestro villano había sido descubierto por un idealista subordinado, que quería irse de la lengua y mandaría al traste su carrera como federal, y dicho sea de paso, una de mis fuentes de ingresos.
Por eso hoy me tocaría liquidarlo. Tras haber investigado a fondo a mi presa sabía por dónde pasaría, lo que haría antes de ir a dar el chivatazo. Me había metido en su mente como un parásito, desentrañando todos sus secretos. No fue difícil averiguar su residencia. De hecho ahí fue donde le tendí una emboscada.
Mi víctima se dirigía a hacer la compra como cada mañana antes de ir a trabajar, como siempre usando el modesto coche de marca americana pintado en un soso y aburrido gris ceniza.
Me colé siendo una sombra en esa granja de animales de acero que llevaban a sus amos a donde deseasen colándome con el empleo de una simple ganzúa, esperando oculto tras un enorme Jeep de color petróleo que estaba a dos vehículos de distancia del que tomaría mi víctima. Y ahí estaba él, vestido con un traje algo arrugado de color negro bastante viejo por el desgaste que manifestaba, comiendo unas crujientes patatas fritas sirviéndoseme cual lechón en una bandeja de plata y con una manzana asada en la boca.
Mi gran experiencia en el asesinato me permitió ser rápido y letal como la picadura de una serpiente, siendo una avispa venenosa que había inyectado su fatal aguijón a un pobre desgraciado. La bala salió del arma silenciada, haciendo el ruido que haría una bolita de papel siendo disparada por una cervatana en una guerrilla de escuela. En dos segundos el cadáver se desplomó ensangrentado, cayendo al suelo como un títere al que le habían cortado los hilos quedando inerte, sin vida. En conclusión, un GAME OVER. Abrí el maletero de mi coche para deshacerme del cadáver, borrando las pruebas con minucioso cuidado aprendido a través de los años. Había aprendido a librarme de pruebas y a huir de la policía por mucho que esta avanzase.
Cerré el maletero sin haber sido visto y arranqué el Audi, poniendo rumbo a las afueras de la ciudad, al mar de arena sobre el que la isla de hormigón llamada las Vegas estaba situada, alejándome todo lo posible de su ostentoso lujo y colorido, llegando a un barranco solitario en medio del desierto, una grieta que parecía llevar a las entrañas de Gaia, al corazón del planeta, al cual volvería el cadáver de aquel hombre cuya vida me acababa de cobrar. El cuerpo ensangrentado iba cayendo con ruido sordo por las escarpadas paredes, despareciendo para siempre de mi vista mientras yo me giraba volviendo al coche, poniendo rumbo a la carretera.
Bauman Ángel
Mensajes : 21 Fecha de inscripción : 05/08/2013
Tema: Re: ¿Qué mejor que un velo de arena para tapar secretos? [Libre] Lun Ago 12, 2013 11:39 pm
Puede que para muchos seguir un coche hasta el desierto manteniendo cuidadosamente las distancias, olvidando los planes de ese día y actuando por impulso fuera sencillamente un gran error.
Una de esas decisiones estúpidas, que a menudo acababan con sangre y más dolor. Nunca con menos.
Pero no para él.
Para él, para Bauman, todo era el plan de Dios. Era Destino. Y si el Señor te muestra a uno de ellos cuando arrancas el coche, si el Señor te permite ver su oscura aura mientras se va alejando... tú respondes. Sin más.
Y acortas la distancia. Y le acechas, le sigues. Averiguas sus planes. Entorpeces sus planes. Te opones al dominio de noche y de pecado que contamina el alma de esta ciudad, enferma.
No es un error. Es un deber. Bauman no tiene dudas al respecto.
¿Como un café y un poco de lectura puede llegar a compararse con la oportunidad de enfrentarse de nuevo a uno de ellos? Nada es más importante. Aún se lo debe a Sara. Se lo deberá siempre. Él no puede flaquear.
Por éso ha conducido hasta el desierto, ocultando su buick lejos del diablo, escondido en las rocas y salientes. No ha bajado del coche, pero escucha en silencio como un hombre con miedo, atendiendo a los pasos, a los ruidos, a cada toma de aire en los pulmones del demonio.
Hasta oír ese chocar, intenso. Hasta oír la muerte. Y sentirse más muerto y apagado, más culpable, impotente. Porque el diablo se ha deshecho de un cuerpo. No necesita una excusa al respecto. Hollywood y la mafia han hecho suficiente. Ya nadie hace preguntas cuando persigue a un tipo hasta el desierto.
Los ruidos continúan, y él piensa en arrancar. En volver a seguirle. En adaptarse a la rutina de ese otro, hasta entenderla. Hasta tener las pistas suficientes para saber dónde hace mal. Dónde despliega su veneno. Dónde ha sembrado sus semillas.
Pero no puede. Algo le toma por sorpresa, desde el latido errático en su pecho. ¿Cuándo se ha acelerado? ¿Está nervioso? No es miedo. No es sólo miedo. ¿Es...? Es ira. Ira, en torrente. Ira súbita. Ira, en diluvio.
Porque la ira te moja. Te cubre y se derrama, envolviendo tu cuerpo. La ira, preludio de las lágrimas. Pero le da lo mismo. Ya no quiere pensar. Ya no. No está dispuesto.
Y actúa. Porque los ángeles se equivocan también. Porque a los ángeles nadie les dice como no estar equivocados.
Se ha bajado del coche. Está de pie, en la nada, con sus vaqueros y sus botas de piel, con la camisa negra y desbocada, sobre la arena del desierto. Sobre las culpas muertas. No sabe qué va a hacer. No lo ha pensado. Es puro instinto. Tiene las llaves en la mano y se dirige al maletero. Busca su bate. Su viejo bate de madera.
No es un matón. Nunca ha sido violento. Pero ahí está, un ángel con un bate, en el desierto. ¿Dios lo ha elegido? ¿Dios quiere ésto? ¿Qué querría Sara?
Sus pasos le responden, caminando hacia el diablo. Buscando su presencia. Su mirada. Buscando guerra, en vez de buscar paz. Erróneo. Dolido y obcecado, como el Antiguo Testamento.
Dispuesto a dar sus dientes por arrancar los suyos al demonio. - ¿Quién era, Satanás? ¿A quién has enterrado?
Porque ellos, esos seres, todos ellos, no tienen nombre. No son personas. Son víboras que habitan dentro de otros cuerpos. No son humanos. No tienen alma. Y todos ellos, cada uno de ellos, es un reflejo de ese ángel caído, bíblico, milenario.
Y de pie, en el desierto, con el bate en la mano golpeando amenazante su otra mano, Bauman es un Moisés cualquiera. Dispuesto a abrir el mar, y abrirle la cabeza a ese demonio.
Off:
Espero que te parezca bien que Bauman te haya seguido. Me ha parecido una forma interesante de introducirme en la escena. Si quieres que cambie algo, sólo dímelo.
Última edición por Bauman el Vie Ago 16, 2013 9:56 pm, editado 1 vez
Dante Drachenbläut Demonio
Mensajes : 31 Fecha de inscripción : 12/07/2013
Tema: Re: ¿Qué mejor que un velo de arena para tapar secretos? [Libre] Jue Ago 15, 2013 4:06 am
Unos pasos se escuchan en la lejanía, haciendo crujir la moqueta arenosa y pedregosa, intentando pillarme desprevenido. Un susurrante "Joder", grosero y malsonante, salió de mis labios. Me habían seguido y no me había dado cuenta.
Supe al instante que no sería ningún policía o similar. No, ellos intentan cazar al ladrón robando, al asesino matando. Te intentan pillar con las manos en la masa, no te abordan justo cuando has acabado. Es más heroico para ellos, alguien que aprecia más el valor y el honor que su propia vida. Patético. Penoso. El honor y el valor son dos "cualidades" que te abocan al fracaso. Sí, pueden ser bien vistas, ¿pero de qué te sirve ser un héroe si estás muerto? La cualidad de la vida y de la autopreservación, el instinto de supervivencia es algo mil veces superior al complejo de príncipe azul, por muy cobarde que sea.
Abrí el maletero, sacando de ahí una katana envainada en una funda lacada en un color negro oscuro, un negro letal, cargado de odio y sangre. Un acero frío y cruel, que ha bebido mil veces del metálico líquido rojo de la vida, forjado personalmente hace años para mi por un... compañero de trabajo por así decirlo, cuando pasé unos años entrenándome en artes marciales en el país del Sol Naciente.
Me giré, recibiendo a mi perseguidor, un hombre de aparente mediana edad, en el ecuador de la treintena, con unos desafiantes ojos cerúleos, bate en mano, golpeándolo ligeramente en su mano, calentando para la batalla.
A la vista estaba su aura pura y blanca, sin mácula como un cisne de nieve, un blanco repulsivo que a mi me daban ganas de vomitar. Aunque como todos los blancos, siempre pueden mancharse. Blanco y negro solo son partes de una gama de grises, los extremos. Luz y oscuridad, fuego y hielo, cielo e infierno. Ángel y demonio en este caso.
Solo con verle se podría decir que me recordaba a mi en mi época como "siervo de la luz". Bueno, sin esa agresividad que él poseía y que a mi me resultaba cómica, hilarante. Un ángel siendo invadido por la ira y los celos. No hacía mucha falta adivinar cuál sería el pecado que le haría caer algún día.
Mientras que mi zurda sostenía esa katana, mi diestra sostenía la pistola con la que había matado a ese idiota, aún silenciada aunque en esos momentos me daba igual. El cañón estaba a la altura exacta para impactarle una bala de punta hueca en el estómago. Sabía que ninguno de nosotros podría enfrentarse a muerte al ser inmortales, pero eso no impedía que le pudiese dar una paliza y que me deleitase viendo su cuerpo pasar a ser una masa informe manchada de rojo y morado, de volverle lívido como la cera.
Claro que tantos años de vida me habían hecho sumamente reflexivo, sabía que el conflicto lo tendría que iniciar él para así yo poder tener una excusa para defenderme.
-Nadie que a ti te importe, palomita- Dije con tono burlesco, superior, como si fuese un noble mirando a su vasallo, un adulto burlándose de un mocoso prepotente. -Solo un pobre loro que ha tenido un accidente. Ya sabes, "por la boca muere el pez"- Parafraseé ese refrán para darle a entender que era alguien que se había ido de la lengua.
Si ese santurrón del tres al cuarto se atrevía a avisar a la policía simplemente tendría que poner pies en polvorosa y huir de la ciudad. Siempre he destacado por no dejar ni huella y con mi edad aparente solo tendría que pasar unos años oculto en algún lugar. Nadie sospecharía que un chaval de veintipocos años no cambie en absoluto y buscarían en ese caso a alguien más mayor.
OFF:
No me parece mal, queda muy stalker y eso me gusta. Me ha gustado el post pero solo te corregiría siendo puntilloso que es por la mañana cuando ocurre esto, no de noche. No obstante eso es una minucia y no tienes por qué cambiarlo.
Bauman Ángel
Mensajes : 21 Fecha de inscripción : 05/08/2013
Tema: Re: ¿Qué mejor que un velo de arena para tapar secretos? [Libre] Vie Ago 16, 2013 10:21 pm
A veces, Bauman odiaba seguir vivo. Momentos como éste, cuando el mal en el mundo se refleja en tus ojos apenas siendo un niño. Sus ojos, escudriñando en silencio, mitad azul pausado tratando de entender, mitad plateada rabia que no atiende a razones.
Repasó su figura, su presencia, mientras su pecho bombeaba fuertemente, estrellando latidos contra sus propios huesos. La boca, la garganta, casi le sabía a sangre, adrenalina en bruto navegando su venas, sus facciones.
El diablo era un muchacho. Apenas 20 años, en ese cuerpo joven, fresco, que aún permite sentir que nada es imposible. Pero llegan los 30 y el arrojo es hastío. Pero llega la muerte y buscas en sus ojos la muerte que ha causado.
Y con alas, más gastadas que blancas, Dios te ayuda a encontrarla. Ahí, en sus pupilas, negras, como el dolor causado. Esa maldad añeja que desmiente, que ahoga entre risas tu primera impresión.
Porque no hay nada dulce o inocente. Porque no habrá segundas oportunidades. Porque el diablo sabe perfectamente lo que hace. Lo ha elegido. Y la compasión es un lujo que no te puedes dar. Porque ellos no saben sentir. Porque nadie sintió lástima por Sara.
Sólo tú. Sólo tu vida rota y destrozada. Y esos ojos tan negros, que te encaran. Esa boca de chulo que te reta. El bate entre tus manos, la madera. Sus armas en las suyas, apuntándote. - ¿Katanas y automáticas? Satán, estás lejos de casa. Dejaste el barrio chino. Aquí los hombres de verdad se remangan los brazos.
Su mano libre ejemplifica, su voz es neutra, está cascada, con el aire vibrando en cada sílaba. No llega a sisear. Es un preámbulo. Los dientes, apretados, rechinan muy despacio.
Remanga su camisa, doblando el negro, formando arrugas. Rompiendo aún más su propia imagen, dejando a un lado al recto, al virtuoso, para ser solamente el viudo rencoroso. - Dime su nombre, sierpe. Puede que ahora los tuyos se decidan a actuar directamente y te arranquen la vida, puede que ya no empujen a sus víctimas a apretar el gatillo "ellos mismos". Pero su gente, su familia, aún va a necesitar una respuesta. Y yo seré ese mensajero. ¿Entiendes mi mensaje?
El sol en sus facciones, entornando sus ojos, fijos, duros, como el sheriff que acaricia el revolver y siente la caricia de la estrella, en su pecho. La arena del desierto, el silencio encarnado, el calor y la muerte. El duelo. El bueno, el malo, el sudor en la nuca. - No tengo nada que perder, Diablo. Ya lo he perdido todo. Y tengo tiempo. Créeme. Obtendré una respuesta.
Tensión en sus entrañas, oprimiendo su estómago. El impulso negado de tratar de entenderlo, de saber cómo siente, de desplegar su aura y sus sentidos, hasta mezclarse en él. El miedo, en crudo, de fundirse con ellos... del mal en su cabeza, del sabor del recuerdo tiñéndole los labios. La espera, ansiosa, histérica, cerniéndose sobre ambos.
Los dedos blancos, asidos sin piedad al bate de madera. Buscando esa señal. Trompetas celestiales, zarzas que arden, cielos que se derraman en mitad del desierto. Y en su lugar, cuarenta tentaciones vestidas de violencia, reposando en su aliento.
Off:
Post anterior corregido, perdona, supongo que me puse a escribir y me dejé llevar olvidando las horas. Todo arreglado, a pleno sol sobre la arena del desierto.
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Tema: Re: ¿Qué mejor que un velo de arena para tapar secretos? [Libre]
¿Qué mejor que un velo de arena para tapar secretos? [Libre]