Raven Mortal
Mensajes : 9 Fecha de inscripción : 21/08/2013
| Tema: Adulterada [Libre] Miér Ago 28, 2013 6:33 am | |
| The Hole. Discoteca en Off-Strip. Verano 2013 - Every you, every me:
Mi madriguera se extendía a través de cada oscuro callejón entre las calles, llegando más allá, avanzando en tinieblas. Como parte del negro de la noche, en mis ropas, mi pelo, mi alma.
Adentrarme en aquel antro era ya mi rutina, un asunto diario. Negocio y plusvalía. Pura supervivencia. Los mismos pasos, la misma ruta, el mismo cuero, el algodón rajado, los mensajes hirientes desgastados lavado por lavado, asidos a mi cuerpo, en esa vieja camiseta.
Tenía las manos frías a pesar del verano. El pulso tembloroso mientras el humo y el efecto tormenta ralentizaba mis neuronas, acompasándose al errático ritmo de la música. Como si fuera una nueva versión nacida en los compases, el sudor y los graves del tecno, rebotando en mi pecho, en mi cabeza.
Navajas en el alma. Mariposas de alambre que se enzarzan. Pasión adulterada y corrompida. Serpientes en los ojos, colmillos casi azules. Y afilados.
Yo era un veneno antiguo, que corría en muchas venas. Sabores diferentes para un mismo pecado. La misma búsqueda de una libertad mancillada y ficticia, que se inyecta y no dura. Que no libera a nadie, que te engancha y te ate. Pero sabe tan bien... como todos los sueños.
Yo era un negocio, una nueva pirata en un marchito oceáno dónde nadie pregunta. Todos te miran y ven en ti la muerte. El pinchazo que buscan. El exceso y la culpa, el crimen, la absolución efímera, que no sacia pero pretende apaciguarte.
Mis ojos eran dos agujeros negros, dilatados y hambrientos, derrotados, ansiosos, bailando entre los cuerpos, de uno a otro. Los retazos de piel llenaban mi consciencia, ombligos, cuellos, manos y sonrisas. Cabello despeinado. Complicidad. Silencio. Ese contraste único de los labios sellados y los gritos de fondo, una banda sonora que nos convierte en mudos, dónde sólo el instinto comunica.
Me sentí bien en ese mar de gente, en las entrañas pobres, sucias, de mi viejo Off-Strip. En mi barrio, como una sombra más perdida entre los míos, aunque ellos me ignoraran.
El acero en mi rostro refulgía en tonos verdes, reflejando los focos y el neón, con un matiz metálico, enfermizo, líneas de código que forman una imagen, carácter a carácter. Tecleando mi existencia.
Inspiré hondo ansiando que la niebla grisácea rodeándome, trepando entre todos nosotros como una hiedra muerta, llenase mis pulmones como una puñalada, la calada perfecta llegando a mis entrañas.
No saqué un cigarrillo. Deambulé, siendo uno con la masa, rozando la yema de mis dedos con los desconocidos, hasta encontrar de nuevo la misma esquina, solitaria. Ese lugar perfecto dónde montar "mi tienda". Dónde encontrarme a solas, aún rodeada de extraños. De llamar la atención. Pero no demasiado.
Me acomodé en la pared reposando mi espalda, con la rodilla flexionada y mis botas de cuero, mis viejas Dr. Martin, con la suela apoyada en el ladrillo. Manos en los bolsillos. Mandíbula que masca. Manos que acunan dosis. Mirada que recorre y examina. En busca de clientes.
En busca de otros vicios. Adicciones distintas, con carmín en los labios. Porque la muerte baila si le tiendes la mano. Pálida. Fría. Herida, y peligrosa.
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