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Tema: ¿Orgullo? [Casino Royale/privado] Vie Jul 05, 2013 7:31 pm
Dejó el abrigo en el banco del reducido camerino y se miró en el espejo. La última visita al médico había vaticinado que se estaba curando pero ella no lo creía pues aún habían ocasiones que la ponían muy nerviosa y en las que debía jugar con sus manos y sus dedos para sentirse relativamente segura. Abrió su bolso y se empolvó ligeramente las mejillas, se dio dos o tres toquecitos de rimmel y se puso purpurina en los labios. Detestaba la purpurina pero al menos así el escaso público que la atendía mientras se tomaban una copa sentados y relajados le veía algo de más color a su rostro usualmente apagado. Se sacó el reloj de pulsera y observó consternada como los minutos volaban cuales colibríes y ya tan solo le faltaban 5 minutos para el show. Por suerte hoy solo cantaría o, al menos, eso era lo que le habían dicho los jefazos. Bien. Eso podía hacerlo sin sentirse incómoda por las miradas entre fugitivas y atentas de su público siempre cambiante. Agarró la guitarra y, entre pasillos ocultos, llegó al escenario a la espera de ser anunciada.
Después de interpretar varias canciones conocidas intercaladas con alguna de su propia cosecha, llegó la hora de hacer el descanso y se bajó del escenario -guitarra en mano- hacía la barra donde pidió lo de siempre: un zumo de frutas. Tomaba pastillas para la depresión y prefería no mezclarlas con alcohol por lo que, en ese sentido, era abstémia. Se lo sirvieron y empezó a beber a cortos sorbos mientras observaba su alrededor con fingido desinterés pero lo ciero es que buscaba a un hombre a quien no localizó por entre el público. Pensé en ir a buscarle pero de nuevo el tiempo volaba y prefirió no tentar a la suerte y ser despedida. Temía tanto ser despedida... ¿en qué otro lugar la querrían? No podía quedarse sin trabajo así como así. Terminó su bebida y regresó al escenario tras despedirse del barman con un ligero movimiento de mano. Se acomodó en el taburete, procurando que el vestido le cubriera totalmente, puso la guitarra sobre sus piernas y empezó los primeros acordes de una nueva canción. Esa vez un reducido sector del público a punto estuvo de hacerla detener en medio de una canción debido a los gritos obscenos que le lanzaron.
Aquello aún la afectaba, aún le afectaba que le gritaran ese tipo de cosas y gritos sin más pero hizo de tripas corazón y siguió tocando y cantando hasta que finalmente su tiempo expiró y pudo volver a refugiarse en la seguridad de su pequeño camerino. Se recogió el cabello en un moño más o menos arreglado, dejó la guitarra en su funda y, tras agarrar las llaves de la puerta del camerino, salió y lo cerró por fuera llevando las llaves en el bolsito que llevaba con ella. Estaba dispuesta a dar con el hombre que buscaba empezó a vagar por entre las mesas evitando en todo momento cruzar por el frente de aquel grupo que le había increpado durante su concierto. Pensó en entrar a la parte del casino pero finalmente algo le dijo que él no estaría ahí así que se dio vuelta y lo vio frente a ella. Tras los primeros minutos de impresión, cuadró los hombros, respiró profundamente y se acercó -como si nada- a la mesa de él aunque su andar era decidido buscaba no tropezar o hacer el ridículo. Debía dar la imagen de que era segura de sí misma. Una vez en el frente le miró, tragando saliva.-Buenas noches, Señor. ¿Puedo sentarme? -preguntó antes incluso de tocar la silla para ocupar asiento.
Estaba adormilado, aquella noche no era de las más propicias para el juego o para cualquier cosa que no fuera beber o dormir. No obstante, las paredes de la suite se le antojaban cada vez más pequeñas y eso, en cierto modo, le agobiaba.
Se levantó a duras penas, dejando caer por un lateral de la cama las sabanas y caminó por la habitación hasta el regulador de la temperatura del aire acondicionado. Lo reguló a 25º, se le había erizado el poco vello que cubría su pecho y no era una sensación demasiado cómoda. Caminó hasta el baño y se miró un segundo al espejo "Deberías intentar dormir más" Pensó a la vez que dibujaba con los dedos el borde de las ojeras que le nacían debajo de los ojos.
Dejó correr un poco el agua antes de lavarse la cara y mojarse un poco el pelo para luego poder domarlo con el peine. Se lavó los dientes, se perfumó y buscó en su armario algún traje que le apeteciera ponerse hoy. Optó por uno negro, ligeramente brillante y de corte más bien clásico. Una camisa color crema y una corbata de seda a juego.
Cuando salio de la habitación, su guardaespaldas estaba tras la puerta.Se llamaba Charles, era un hombre de casi dos metros de alto y enorme físicamente, a su lado parecía como se dice comunmente "Como un armario" ya que el, aunque alto, no abultaba demasiado. Charles se apartó cuando la puerta se abrió, saludó con la cabeza y caminó un poco por detrás para llevar a cabo su función.
Bajaron hasta el bar del casino, de momento no tenía demasiadas ganas de jugar. Así que se sentó allí y pidió algo mientras escuchaba el sonido de la cantante que tocaba en el escenario. Era raro que toque y cante una misma persona cuando están acostumbrados a deleitar al público con espectaculos tres veces más grandes y pomposos, quizás es que se le estaba acabando el presupuesto. No obstante la chica no lo hacía del todo mal, aunque tampoco es que le prestara demasiada atención.
Estaba perdido entre los hielos de la copa, viendo como se deshacían y resbalaban uno sobre el otro, agotando el tiempo. Que no se percató de que la joven se había acercado hasta él y le preguntaba si podía sentarse.
Evitó parecer sobresaltado, aunque realmente le sorprendió la voz, y lanzó una mirada fulminante a Charles por: Primero no haberle avisado y, por non haber frenado el avance de la joven a tiempo. El guardaespaldas sonrió sin dirigirle la palabra, seguramente se había sentido observado y sus motivos, por los cuales la chica estaba ahí eran desconocidos para Mike.
- Por favor - Intentó parecer cortés - Un público complicado al parecer - Continuó diciendo - ¿Deseas beber algo? - Quizás ya era demasiada cortesía...
Se puso nerviosa pues no había contado con la presencia del guardaespaldas ahí pero, ya que la invitaban a sentarse no iba a hacer el feo. Ocupó asiento casi de forma imperceptible y luego le miró mientras negaba sutilmente con la cabeza.-No, gracias por el ofrecimiento.-Rechazó y agradeció a la vez pues -esperaba- la conversación iba a ser corta. Que poco se imaginaba que la negociación se iba a tornar un tanto más "peligrosa" para ella.-Solo quería...-tomó aire buscando organizar sus ideas- intentar llegar a un trato con usted, Señor.-Empezó a jugar con sus dedos nerviosa e insegura; pues sentía que no tendría el control de la situación y eso activaba su trastorno obsesivo compulsivo que, en el actuar más mínimo, la hacía jugar con sus manos y sus dedos para sentirse ligeramente segura. Había superado con creces su obsesión y su trastorno pero, aún así, había situaciones en las que todavía debía hacer uso de esas "actividades" para sentirse bien y cómoda consigo misma.
¿Debería hablarle de su situación económica? o ¿antes del porqué de esa petición y el porqué a él? ¿No era acaso lo mismo? Empezó a sentir qu la inseguridad de nuevo la inundaba pero debía seguir adelante, superar todo aquello que la condenaba a usar esas "artimañas" para ser capaz con sud ía a día. -La razón de mi solicitud -empezó a no mirarle a la cara pero se obligó a levantar la cabeza mirando a su interlocutor- es que me gustaría que alguien me financiara o bien la carrera que estudio o bien mi...-tomó aire, buscando relajarse- carrera musical y pensé -más juegos de dedos- que usted podría patrocinarme. -Finalizó la explicación, sintiéndose cada vez más y más nerviosa. en el escenario hacían una función de cabaret a la que Daida trataba de ignorar a pesar que la música llegaba perféctamente hasta sus oídos y todos los hombres prestaban atención al escenario. Odiaba a esos hombres y era por eso que había pensado en pedir que algún pez gordo de la ciudad la patrocinara para así poder huír finalmente de esas miradas lascivas y ponzoñosas que no eran buenas para ella.
Última edición por Daida M. Thompson el Vie Jul 19, 2013 9:02 am, editado 1 vez
La frase "llegar a un trato con usted, señor" llamó su atención y hizo que abriera los ojos un poco más, expectante. Apartó un poco la copa y apoyó los codos sobre la mesa haciendo descansar su mentón entre las palmas de sus manos.
- Por favor, no me llames señor. Me hace parecer viejo y eso no es de mi agrado. Además somos casi de edades similares. - Increpó en cierto modo, pero su rostro no varió, no mostraba enfado alguno. Y, si lo había, estaba cubierto bajo la máscara de la espectación.
Observó como la joven había comenzado a mover sus dedos de forma nerviosa, como si fuera algún tipo de "mantra" para calmarse. Eso, le divirtió en cierto modo y no pudo evitar una ligera sonrisa mientras seguía esperando a que continuara con su "petición"
La música se volvió a iniciar enfrente de él, a espaldas de la joven. Era un espectáculo más movido, más de aquel lugar. Atrayente para el género masculino que frecuentaba los bares. Les venía bien ya que parecía que iban a hablar de "negocios" aunque no le quedaba muy claro que salía ganando él de todo aquello después de escuchar lo que la joven le tenía que decir.
Se recostó hacia atrás en el sofá, dandose unos minutos en silencio para sopesar la idea que le había transmitido la joven... bueno, realmente lo que pretendía era que se pusiera más nerviosa y ver que iba detrás del movimiento de manos. Cuando lo consideró oportuno, desvió la mirada perdida de detrás de la joven y la centró en sus ojos.
- Bueno... primeramente creo que para solicitar ese tipo de cosas lo mínimo que debes hacer es presentarte - Aunque la presentaron antes de salir a actuar, se refería a una presentación más formal - Y posteriormente... no digo que no cantes bien, pero... ¿Qué gano yo con todo esto? - Hizo una pausa - Me parece muy pretencioso por tu parte que te acerques a un joven rico pidiendo, sin ofrecer algo a cambio. Es cierto que tocas aquí, en este gran Casino pero... al parecer no eres más que un aperitivo para la gente que se codea aquí... digamos, un calentamiento - Hablaba duramente, pero su intención era despertar la vena competitiva que seguramente tendría la joven, que sacara las garras y ver si estas estaban afiladas. Señalaba a las chicas que bailaban detrás de ella enseñando las piernas a la vez que las movían - Eso es lo que vende aquí y sinceramente cariño... tu vas bastante vestida para considerarte como ellas - La bomba estaba colocada, solo había que ver si encontraba el famoso cable azul o le estallaba directamente en la cara.
Última edición por Mike Fox el Dom Jul 07, 2013 3:19 am, editado 1 vez
Y lo consiguió, con creces. Los dedos dejaron de moverse y dejó las manos tensas entrelazadas sobre su regazo, viendo como parecía ignorarla para luego escuchar todo lo que tenía por decir. Odiaba su cuerpo, no se quería tal cual era físicamente y eso la había llevado a la bulimia nerviosa, a la culpabilidad de sentirse gorda a pesar que estaba muy delgada. Y esa era la razón principal del porqué siempre llevaba vestidos hasta los pies y bien cerrados de arriba, para no mostrar nada inadecuado. Agachó la cabeza mientras le escuchaba hablarle duramente y agachaba la cabeza para no sentirse culpable, ¿o sí? Había empezado con mal pie, eso seguro. Tomó aire, juntó todo el valor y le miró. -Me llamo Daida Mina Thompson -se presentó, intentando que su voz no le temblara- en cuanto a lo otro...-y ahí quedó su voz, muerta mientras colgaba la indecisión jugando con el aire que les rodeaba. -Lo siento...-destensó sus manos, las separó y empezó a tocarse ritmicamente las rodillas siguiendo un patrón que solo ella conocía- no... no sé que podría ofrecerle salvo mi voz, mi música, mi talento. -¿Quizás el dinero que ganara? Eso él no lo querría, no querría eso. Y detuvo los golpecitos.
Se acababa de percatar que era una auténtica estupida. ¿Qué le podría ofrecer a un tipo que lo tenía todo, aburrido y con mucho dinero? ¿Estaba desesperada como para suplicar? No. Aún tenía su orgullo intacto; aunque fuera frágil y débil como una brizna de hierba que se rompe al mínimo tirón. -No sé que podría ofrecerle a cambio pero...-tomó aire- aquí no soy valorada, tengo... tengo mucho por ofrecer y... la gente no me toma enserio -omitió el hecho que estaba en medio de un tratamiento psiquíatrico- porque no se atreven a conocerme. No... no tengo dinero ni... un buen cuerpo que ofrecerle y solo tengo una guitarra que para mí es muy importante. Pienso que si usted me patrocinara ganaría en beneficios pues... estaría ayudando a una nueva cantante y quien sabe si puedo llegar a ser alguien famoso. -Agachó la cabeza.-Nadie nunca se ha acercado a mí para darme una oportunidad. Todo... todo me lo he tenido que labrar yo y quizás crea que voy por el camino fácil pidiéndole su dinero y su tiempo pero... Sé que si alguien me da una oportunidad, una mínima oportunidad, puedo relucir.-Se calló, para organizar sus ideas, de nuevo.-Ima... imagínese los beneficios que le reportaría a su empresa el hecho de subencionar a una joven y famosa cantante -estaba improvisando pero tanto le daba, necesitaba hacerle entender que ella mejoraría, que solo necesitaba que alguien la apoyara- miles de jóvenes conocerían su empresa gracias a mis canciones y- se detuvo en seco. ¿Estaba siendo demasiado presuntuosa?
Los esfuerzos por retener los impulsos nerviosos se hicieron más que evidentes. Pero esta vez intentó no sonreir, intentó mantenerse serio, aunque su mirara fuera penetrante y brillante.
Al terminar de decir su nombre, él le correspondió con el suyo - Mike, es el mio. Aunque tengo la ligera impresión de que ya lo sabias - Era algo evidente ya que ella se había acercado hasta su posición y para eso tendría que haberlo investigado antes o... ¿Se había acercado de manera aleatoria? No, no lo creía así.
Lo que sigue a continuación, aunque parezca que se esfuerza en enmascararlo, es una súplica en toda regla, solo la faltaba hacerlo arrodillada a su lado y con cara de pena... No, la cara de pena ya la tenía... Pero realmente si siempre que le hubieran venido a pedir dinero o apoyo hubiera aceptado, ahora mismo no sería ríco. No obstante, no tenía preparado nada para aquella noche y quizás pudiera dedicarle un poco más de su atención a la joven. Evidentemente no lo iba a poner nada fácil.
Tuerce el gesto ligeramente a la vez que se yergue en su posición y reposa la cabeza en el sofá.
- No creo que a un banco le reporte ningún beneficio "representar" a una joven cantante. ¿Qué harás?¿Llevar camisetas con el nombre de nuestro banco en medio como los futbolistas? No, no le veo yo el negocio... - Se mantiene pensativo un segundo, generando tensión de nuevo, le gustaba jugar con esa sensación cuando sabía que tenía el poder de crearla - Confiar en tí, darte una oportunidad... pensaba que eso era lo que tenías aquí, en este local. Además de que, claro está, los ricos no nos dedicamos a representar a todo el mundo que lo pide... hay gente que se dedica a eso, pero a mi, sinceramente, no me ha interesado demasiado la música nunca - Centra la mirada en el vaso y juguetea con la yema de su dedos en el borde del mismo, generando un pequeño sonído - Pero veamos... ¿Qué estás dispuesta a hacer por esa... oportunidad? - Cayó un poco en como sonaban esas palabras aunque sus intenciones jamás fueran enfocadas al sexo, pero aún así las dejó ahí para ver que salía de eso - ¿Hasta donde estás dispuesta a llegar? O más bien dicho... ¿Cuanto te importa ese sueño?
Daida M. Thompson Mortal
Mensajes : 35 Fecha de inscripción : 14/06/2013
Tema: Re: ¿Orgullo? [Casino Royale/privado] Dom Jul 14, 2013 7:02 am
Le escuchó hablar, contestarle sintiendo como su idea había sido una idea loca desde un inicio. Casi casi suicida. Aunque, al escuchar esa frase sobre como sentirse tomó aire y le miró a los ojos.-Si fuera valorada no creo que me hubieran ofrecido como carnada inicial, ¿no crees? -le preguntó mirándole a los ojos, totalmente decidida. ¿Él quería que ella mostrara sus garras? pues ahí estaban. Le había molestado el anterior comentario sobre su vestimenta pero era una chica bastante acomplejada por su poco peso, su poco desarrollo "sexual" y por todo lo que había sucedido en un pasado tanto en Canada como en Las Vegas después.
Esas preguntas siguientes la dejaron como helada. -Mi sueño vale tanto como mi propia vida.-Le conestó tras un largo silencio en el que se quedó meditabunda, escuchándole e ignorando la música a sus espaldas. -Lo que estoy dispuesta a hacer entra en la categoría de lo que cuesta para mí mi sueño. Estoy dispuesta a hacer lo que sea por cumplir este sueño y ya que por la vía fácil no llegaré jamás a serlo, decidí elegir la vía difícil porque soy así de cabezona. -¿Se lo estaría tragando? Estaba bastante -por no decir muy- nerviosa pero todo lo que decía lo decía de corazón. No había medias verdades tintadas de mentiras, no. Todo era verdad.
La joven arrancó a hablar como si de repente toda la vergüenza y la timidez se hubieran evadido. Como si un soplo de valor le hubiera llegado como una ráfaga de aire fresco que te da las fuerzas para continuar con el camino.
Parece ajeno a las palabras, bebiendo pequeños sorbos del vaso que tiene delante y con los ojos observándote de vez en cuando, como esperando que respondas a la pregunta que inicialmente te ha hecho.
Aún así el nerviosismo del que sigue haciendo gala le divierte y la sonrisa se le escapa de vez en cuando.
Permanece callado cuando termina, un par de minutos, como si estuviera pensando la respuesta a todo lo que había dicho y, llegado el momento parece que se le enciende una bombilla dentro de la cabeza con la que utilizar toda aquella situación en su propio beneficio.
- Tampoco esperaba que estuvieras dispuesta a "todo" por alcanzar tu sueño, aunque lo comprendo - Hace una pausa - No es cierto, no lo comprendo, yo siempre he tenido todo lo que ves así que luchar por algo no está en mi libro de acción - Era difícil no ser prepotente cuando se tenía la fortuna que poseía.
- Quizás pueda proponerte algo - En el fondo la chica era bastante mona, le podían quedar bien los trajes que le gustaban - Evidentemente, no esperes que te regale el dinero para que sigas tu carrera como vienes pidiendo. Eso es muy pretencioso por tu parte, pero como me has caído más o menos bien te ofreceré esta otra opción - Da otro trago al vaso antes de continuar - No conozco a nadie en esta ciudad y tengo que codearme con gente que suele estar casada, tener pareja o algo así... - El algo así claramente se refería a lo que el estaba buscando, ya que visto lo visto no estaba acompañado.
- Siempre y cuando sepas acatar ordenes y tengas disponibilidad total, podemos intentarlo - carraspeo, intentando ocultar la pequeña vergüenza que le daba a él esa situación. Para la gente, era una persona segura de si misma, que no le temía a nada. Pero en las distancias cortas también podía verse que era humano, como cualquier otro - Yo te avisaré con tiempo de las fiestas, reuniones, cenas que vayan surgiendo y tú tendrás que venir a la hora que yo te cite - se le endureció un poco la expresión - Sin excusas. Si no puedes tocar habla con el jefe. Es más, yo dejaría de tocar y practicaría en casa, pienso pagarte bien - Otra pausa - Si alguna vez te llamo y no puedes, considera que esta relación profesional se ha acabado. Fue tajante con la última frase. Espero unos segundos a que lo asimilaras antes de continuar. Parecía como si fuera un discurso que ya tenía ensayado de antes.
- Tienes posibilidad de pensarlo, no tengo prisa. De momento acabo de llegar y no tengo ningún plan en mente.
Le observó nerviosa -pero sin jugar con sus tics- y tragó saliva en repetidas veces. Al parecer él adoraba hacerla sufrir, degustar el triunfo entre sus dedos. Luego le escuchó hablar, le observó y a medida que iba desgranando la información Dai se iba sintiendo más y más pequeña, ¿por qué? la voz de él se había endurecido, le había dado miedo. Asintió a todo y luego agachó la mirada, pensativa. ¿Debería darle una respuesta ahora? ¿Específicamente qué esperaba qué hiciera por él? -Exáctamente, ¿qué deberé hacer para satisfacerte y ganarme el sueldo? -le preguntó mirándole con una mirada de esas escrutadoras pero opacada por la inocencia que parecía traspuar en ese momento. -Lo de dejar de tocar aquí sería un gran aliciente para mí. Odio oír esos exabruptos salidos de las bocas de quienes aquí vienen. Me hacen sentir...-se estremeció- sucia. -Miró a otra parte, medio abrazándose el cuerpo y sintiéndose incómoda. Restos de la bulimia sufrida.
-Me ofreces una vida mejor, una financiación y a cambio yo debo hacer algo por tí -le contestó mirándolo- no creo que deba meditarlo demasiado pero antes, debes aclararme exactamente que és lo que buscas.-Le miró.-Quiero saber exáctamente a qué atenerme a la hora de aceptar el hierro caliente que me ofreces. No quiero salir quemada de más.-Le miró. Se imaginaba que le pediría ser prostituta suya y había cosas que, pese a su sueño, no haría aunque previamente le hubiera dicho que estaba dispuesta a vender su vida por su sueño. -Ah! y como esto es una relación profesional en toda regla según tus palabras desearía saber cuánto cobraré. No pienso trabajar para tí por mucho menos de lo que cobró aquí -le miró a los ojos. ¿De dónde salía esa Daida decidida, arrojada y valiente? Ni ella misma lo sabía pues estaba realmente sorprendida por el hilo que la conversación estaba tomando. Al poco rato de pensar en ello se percató que era ella misma solo que, la persona que mostraba ahora era quien ella realmente había sido en un pasado pero que cambió a raíz del accidente, como bloqueándose.
Mike Fox Mortal
Mensajes : 70 Fecha de inscripción : 03/07/2013
Tema: Re: ¿Orgullo? [Casino Royale/privado] Mar Jul 16, 2013 2:23 am
Parecía que la joven finalmente había entrado al trapo. Mejor dicho el había extendido una zanahoria lo suficientemente suculenta para que ella intentara alcanzarla. Además, de ese modo, ambos saldrían beneficiados y no tiraría el dinero en un saco sin fondo.
Dejo que se explaye en sus preguntas, que saque a relucir todo lo que se está cociendo en su interior a raíz de mi proposición. Simplemente tomo la copa en la mano, me recuesto tranquilamente en el sofá y escucho atentamente sin inmutarme. Fijándome en que, según ha ido avanzando la conversación, Daida ha tomado seguridad en si misma y el tartamudeo se ha ido marchando hasta desaparecer.
- Quizás se pueda sacar algo bueno de ti después de todo - Pensó para si mismo. Relajaría un poco la presión para ver si seguía manteniendo esa actitud decidida y un tanto altiva.
- Pensaba que había quedado claro con la explicación de antes - Finjo estar abochornado por tu falta de entendimiento aunque realmente a veces mis explicaciones eran poco... concretas - Si la gente va en pareja y yo voy solo queda raro ¿No crees? - Espero un segundo, esperando que lo comprenda a la primera. Después continuo por si esto no ha ocurrido - Tendrías que venir conmigo, hacerme compañía, hablar cuando se te pregunte y permanecer callada el resto del tiempo - Quizás se había pasado, pero tampoco quería estropear las fiestas/reuniones con una salida de tono - Si te sientes más cómoda escuchándolo de este otro modo, serías mi pareja de baile - A continuación y para sacarla de dudas - No habría trato carnal si es lo que estás pensando - Que seguramente si se le haya pasado por la cabeza - A lo sumo, tendrías que cogerme del brazo y que te diera algún beso en la mejilla - Y terminé esta parte añadiendo la guinda en lo alto del pastel - Espero no resultarte tan repugnante para que salgas corriendo frente a estas condiciones.
Terminé la copa y hice un gesto al camarero para que la rellenase, mientras tanto esperaba que interiorizaras todo lo comentado antes de continuar. Además de escuchar su siguiente pregunta acerca del dinero.
- Voy a empezar a pensar que solo me quieres por el tamaño de mi cartera señorita - Bromeé, aunque seguramente fuera una broma que solo me hiciera gracia a mi - ¿Cuanto cobras aquí? Seguramente mi oferta te sea bastante más atrayente, te lo puedo asegurar. No diría yo que te pagan más de 50 dolares la actuación ¿O me equivoco? - Quizás estaba apuntando demasiado alto en cuanto al cobro por una actuación, pero no le gustaba pensar que explotaban a los que no tenían nada aunque el hiciera lo mismo en caso de necesitarlo.
Cuando todo estuvo más claro Daida miró al hombre que tenía enfrente y se removió incómoda, con ganas de ir al baño. Había tomado una decisión pero se la diría a su regreso.-Si me disculpas, debo dejar esta entrevista para dentro de unos minutos, necesito ir al baño. A mi regreso tendrá una respuesta.-Dicho y hecho se levantó y fue directa al baño donde hizo sus necesidades para luego perder tiempo mirándose en el espejo. ¿Ella, dama de compañía? ¿Estaba loca? "No. Estaría loca si rechazara la oferta. En este lugar no ganaré nunca tanto dinero como el que él me ofrece." Se detuvo y se lavó las manos para luego volver a mirarse tras refrescar su rostro y las ideas. "Porque... " se quedó pensativa "claro que no, no lo hago por el dinero, lo hago por mi sueño" se recalcó "aunque el dinero siempre viene bien para conseguir un sueño... a la porra!!" gritó "Lo hago por el sueño, joder".
Regresó a la mesa y ocupó su asiento mirando de nuevo a Mike.-Siento la pequeña ausencia pero... quiero hacerlo. -Le miró a los ojos.- Ya le he dicho que estaba dispuesta a todo, incluso al sexo pero si usted me asegura que no habrá entonces perfecto. -Sonrió y relajó su postura. -¿Cómo lo hacemos? ¿Le doy mi movil para qué me contacte o algo? -le preguntó sin saber cómo funcionaban esas cosas exáctamente en ese mundillo. Volvía a sentirse insegura por lo que volvió a jugar nerviosa con sus manos ligeramente cabizbaja. Las dudas asaltaron su cabeza de nuevo y toda la seguridad que había mostrado minutos antes parecía estar desapareciendo a pasos agigantados aun así, después de un último movimiento de sus manos, se obligó a sí misma a separarlas y aparentar la serenidad de la que había hecho gala anteriormente. No. No podía caer ahora, tenía que ser fuerte, mantenerse fuerte.
Espero haber aclarado todo con su explicación y de repente... ¡¡A la chica le entran ganas de ir al baño!! ¿En serio? "Es la peor conversación de negocios que he tenido" Piensa para si mismo mientras su rostro muestra algo de frustración y hace un gesto con la mano como mostrando que vaya.
La ve marchar y observa un poco el lugar, del que había perdido toda la visión. Parecía que se había llenado conforme había pasado el tiempo y las cosas se habían ido animando hasta el punto de no quedar mesas libres.
Buscó en el bolsillo de su chaqueta un cigarrillo, lucky strike de importación, el no fumaba otra cosa. Saborea la boquilla entre sus labios mientras busca su zippo en otro bolsillo. Su guardaespaldas se lo acerca y le susurra al oído "Señor, no debería fumar en estos locales" Mike le devuelve una mirada dura carente de otra expresividad que no fuera odio y, a regañadientes, guardó de nuevo el cigarro en su paquete y se mantuvo a la espera jugueteando con el vaso entre las manos.
Y apareció. Después de hacerle esperar lo que le había venido en gana, no podía evitar sentir algo de molestia en el estomago pero escucharía lo que hubiera decidido.
- Es gracioso, que utilice palabras como exabruptos para referirse a la gente que le lanza sus "piropos" y luego esté dispuesta a acostarse con un hombre por dinero - Contestó atacando un poco su doble moral - Pero si, no debe preocuparse por mi, no busco más que la impronta que produce una mujer al lado de un hombre, en cambio mi guardaespaldas... - El joven fornido se puso rojo al instante pero no se movió - Tendrás que darle una oportunidad, es tímido - Se rió a carcajadas después de terminar la frase y continuó con lo siguiente.
- Si, me das tu móvil y yo me pongo en contacto contigo - Hizo una pequeña pausa antes de seguir - Ahora, mis reglas Carraspeó - Si te llamo al móvil y no me lo coges se ha acabado. Si te necesito en una fiesta y no puedes venir, se ha acabado. Si le cuentas esto a alguien... no hace falta decir que se ha acabado ¿Verdad?
Le escuchó hablar atentamente y cuando soltó el comentario del guardaespaldas, se tensó. Se tensó porque no sabía como coger ese comentario. ¿Bien, mal? ¿De risa, enfadada? No podía protestar, no? Había sido ella quien había dicho que no tendría límites. Tragó saliva todavía tensa y luego agachó la cabeza.-Entiendo...-miró al guardaespaldas y luego a Mike porque este había vuelto a tomar la palabra. Se tensó todavía más. Su tía. ¿No podría decirle nada a su tía? La mataría si se enteraba que dejaba el trabajo. -¿Por qué quieres que se mantenga en secreto? -preguntó aunque sentía que ya no estaba a tiempo de negociar nada más y que era un "o lo tomas o lo dejas" definitivo. Había sido su tía quien le había conseguido ese trabajo y si ahora dejaba de ir... apretó sus puños. ¿Por su sueño? ¿Por su sueño valía la pena mentir?
-Soy mayor de edad pero mi tía preguntará si de repente dejo de venir a este sitio los días que usted no me solicite -de nuevo el trato respetuoso en su voz pero no podía evitarlo. Era así. No podía evitarlo y era otro de sus tics del trastorno obsesivo compulsivo pero esa vez se dio cuenta que lo había usado y apretó todavía más sus puños. Se maldijo interiormente por eso y por todo lo que estaba por venirle de golpe. Entonces recordó y sacó un papel y un bolígrafo donde anotó su número de teléfono de memoria y le pasó el papel por encima de la mesa. -Ese es mi número de movil. Estoy localizable las 24 horas del día menos cuando duermo... -tragó saliva, asustada- si un día me solicitas y estoy durmiendo, ¿se acabó? -le preguntó, mirándole a los ojos- ¿deberé estar despierta hasta las 6 de la mañana por si me necesitas? -se estaba sintiendo insegura de nuevo pero agarraba fuerzas de donde no las tenía para seguir adelante y no caer. ¿Vestidos? ¿Qué clase de ropa le gustaría a él? Solo tenía los vestidos baratos en su armario y no creía que fueran los que le iban a él.
Mike Fox Mortal
Mensajes : 70 Fecha de inscripción : 03/07/2013
Tema: Re: ¿Orgullo? [Casino Royale/privado] Vie Jul 19, 2013 6:58 am
Espero la respuesta, ansioso por ver que pensaba de todo lo que le había dicho. Incluso se echó hacia delante apoyando las manos bajo el mentón con media sonrisa, picara.
Permanece callado mientras le suelta todo aquello que se le pasa por la cabeza y aguanta unos minutos para contestar. Mientras, termina el poco líquido que queda en su copa y la deja sobre la mesa mirando el sudor en el vidrio provocado por el cambio de temperatura.
Suspira como si fuera el último aliento que iba a tomar antes de morir y comienza con la respuesta a TODOS los temas, ciertamente empezaba a estar cansado ya de aquella conversación, quería irse a dormir, "Lo que me recuerda...". Hizo chasquear los dedos y el guardaespaldas, después de asentir abandonó la escena.
- Vayamos por partes - volvió a carraspear, sentía que el alcohol le estaba jugando una mala pasada mientras bajaba por la garganta abajo, quemándole a su paso - No te tienes que acostar con él a menos que te guste - se rio - Así que quita esa cara - volvió a mostrarse serio - Si tienes que preguntarle a tu tía lo que hacer con tu vida quizás este no es tu trabajo, tienes tiempo para planteártelo y puedes dejarlo cuando quieras. Eso si, te agradecería que me lo dijeras con tiempo para que te buscara sustituta en caso de no disponer de más chicas en ese momento- Una pausa - Hay que mantenerlo en secreto porque yo soy una persona importante, a ojos de la gente serás mi pareja y si alguien te pregunta no hablarás de que cobras por tus servicios más que nada porque eso te dejará en peor lugar a ti que a mi - La verdad acompañaba a sus palabras y por primera vez parecía que decía algo pensando en Daida. Mientras toma su número de móvil y lo guarda e un bolsillo sigue con su explicación - Normalmente te llamaré por la mañana para las cosas que vayan surgiendo, no tendrás que salir corriendo, te dará tiempo a organizar las cosas y inventarte una escusa en el caso de necesitarla. Para que... ¿Tu tía no se preocupe? - Otra pequeña pausa - ¿Conforme? -
Daida M. Thompson Mortal
Mensajes : 35 Fecha de inscripción : 14/06/2013
Tema: Re: ¿Orgullo? [Casino Royale/privado] Vie Jul 19, 2013 9:01 am
Ya, decidido. Ahora sí que lo tenía todo clarísimo. Alargó la mano por encima de la mesa con el firme convencimiento de firmar un pacto con él. -Ahora sí que me ha quedado todo claro, Mike -le contestó con una ligera sonrisa en sus labios, la primera de la noche. ¿Dónde habría ido el guardaespaldas? Eso poco importaba. Ahora lo importante era que su sueño estaba más al alcance de la mano de lo que había estado nunca antes. Un sueño. Aquel sueño que había comenzado estando encerrada en el psiquiatrico. Un sueño que había empezado aprendiendo las notas musicales, a leerlas en el pentagrama, a escucharlas y diferenciarlas en el piano y luego en la guitarra. Un sueño que había crecido con aquella guitarra que tanto amaba y que había sido un regalo inesperado de su padre aquella primera navidad.
-Gracias por darme esta oportunidad, Mike -le sonrió, encantada de la vida- no le defraudaré, se lo aseguro. -¿Dónde había quedado la Daida insegura, nerviosa y qué había empezado la velada tartamudeando? ¿Atrás con la felicidad? ¿Sobrecogida por el notición de qué todo había salido bien? Ni ella misma se entendía. Debía ser efecto de estar dejando la medicación de lado, superando su problema el que hacía que tuviera esos altos y bajos emocionales tan bruscos. -Entonces, sin nada más que añadir, ¿hasta la próxima? -le preguntó ya medio incorporada para marcharse a su casa. De la mesa iría a su camerino, recogería todo y se marcharía tan campante a casa. Aquello le sonaba a música celestian tocada en el cielo de la libertad más absoluta aunque sabía de antemano y de sobras que estaba atada a un contrato verbal y que más le valía no romperlo.
Sonrió, aliviado por no tener más puntos que tratar, por dar por terminada la negociación y que esta, a fin de cuentas, hubiera salido a pedir de boca para ambas partes, "Quid por quo como decían los griegos". Pensé, pero no quise solo quedármelo para mi mismo así que lo compartí.
- Simbiosis Daida, en el fondo ambos conseguimos algo que necesitamos o queremos y no hay ningún tipo de daño - dije intentando darle el toque a ese punto en concreto.
Después observé la sonrisa entre el nerviosismo y bueno me sentí, ¿Aliviado? quizás. Supongo que en el fondo terminaría cogiéndola cariño aunque también sabía que los quebraderos de cabeza iban a ser un constante en esa relación de mutuo acuerdo y como se levantaba para marcharse.
Hice lo propio poco después de ella y escuché su última pregunta mientras estiraba con ahínco mi americana, se me había arrugado y tenía fama de ir siempre impoluto a todos los lugares. Tenía que dejar su renombre en buen lugar, como siempre. Si no... "Bueno siempre queda la posibilidad de untar a los periodistas".
- Eh... - Dije algo sorprendido por la pregunta y ligeramente consternado - ¿Deberíamos estrechar la mano para formalizar el contrato que nos acabamos de inventar? No, en todo caso si, hasta la proxima - Salí de la mesa abrochándome el botón de arriba de la americana y dándole unos últimos estirones a la misma para dejarla completamente recta. A continuación dirigí una última mirada a la joven - Si me permites un consejo, comería un poco más y bueno... ¿Coloretes? Puede - Dije guiñando un ojo.
Salí de la zona caminando hacia la puerta del local. Allí, mi guardaespaldas, ya había dado con la presa perfecta una pelirroja alta y de grandes curvas "Me encantan las pelirrojas..." Fue mi último pensamiento antes de abandonar el lugar.