Solo con un vistazo sabrás que soy el típico chico del que tu madre o tu padre no dejarían tener como novio. Tengo un pelo azabache y desordenado, unos ojos oscuros, del color de una noche encapotada carente de estrellas. Un cuerpo de estatura promedio, ni muy alto ni muy bajo, pero formado muy bien, que perfectamente envidiarían muchos hombres.

Mi piel es de un perfecto tono blanco, inmaculado, que contrasta con mi pelo y ojos, mis labios son de un color rosado, y mi rostro parece esculpido por un célebre artista del Renacimiento.

Respecto a mi voz, podría decirte que es una voz bien modulada, atrayente, masculina y cuyo tono imitaría a la perfección al ronroneo de un tigre salvaje, es un tipo de voz que suele tener ese hombre tan seductor que te has encontrado en el bar tomando unas copas y que te ha atrapado en sus redes para llevarte a la cama o en el tipo de voz que tiene aquel atractivo artista de rock del que empapelabas tu cuarto con pósters en tu adolescencia.

Mi aspecto es el propio del de chico malo o de demonio. Ropa de colores oscuros, generalmente con estampados macabros con calaveras o similares, de grupos de música metal. En invierno me verás con mi inseparable chaqueta de cuero negro puesta, con unas botas de estilo militar. También son inseparables mis pulseras de pinchos y un guante de motero en mi mano izquierda.

Dante es un demonio sumamente ambicioso. Siempre le ha encantado el dinero y sabe cómo moverse para tener los contactos adecuados después de tantos siglos de experiencia. Esto se debía a que cuando era humano era un chico pobre de campo y ahora que puede, está podrido de dinero. ¿Cómo lo obtiene? Mediante sobornos al policía adecuado y chantajes al corrupto o empresario correcto.

Es un buen manipulador, un maestro del sabotaje. Sabe mentir y engañar para salir airoso de las situaciones apuradas bien huyendo como una rata, usando un cabeza de turco, etc. Para él los seres humanos le parecen sumamente ingenuos y le gusta jugar con ellos, aunque no descarta si alguno le agrada especialmente en intentar que se convierta en un demonio.

Esta personalidad tan retorcida e incluso despiadada en muchos casos de debe a su historial amoroso. Él fue otrora un ángel, pero debido a que su amada, una mortal, fue asesinada por otro ángel con la excusa de que Dante estaba desatendiendo sus labores provocó que él cayese y se convirtiese en demonio. Tal vez en un futuro se enamore, pero esta vez tiene claro de que será de alguien con el corazón tan oscuro como él.

Dante nació en la Alemania de mediados del siglo XIV, en un pequeño pueblo que décadas más tarde quedó arrasado por la muerte negra. Él nació en el seno de una familia típica campesina, pobre y sin más lujos que el poder permitirse comer carne de vez en cuando. Nació el segundo  de siete hermanos por escasa diferencia con su hermano (éramos gemelos idénticos). Desde siempre nos diferenciamos por una cosa. Mi hermano era más ambicioso que yo. Quería ser un fuerte guerrero mientras que yo en mi vida humana ansiaba solo ser feliz. Sin embargo la peste comenzó a asolar el pueblo. Poco a poco vecinos, hermanos, transeúntes, todos iban cayendo ante las frías garras de la dama de negro que nadie pero todos veían.

Yo mismo tuve que quemar en cal viva los cuerpos de mis padres mientras mi hermano huía para entrenarse como guerrero. En ese entonces me veía con una hermosa ángel de cabellos como el carro de Apolo llamada Gabrielle. Nos habíamos hecho amigos y ella poco a poco me fue enamorando y acabé por convertirme en ángel también. Al cabo de cincuenta años descubrimos que no era amor lo que sentíamos si no una grana mistad y acabamos quedando como amigos. Por aquel entonces decidí ir a probar suerte en el Nuevo Mundo, a América, que en ese momento tenía a sus culturas propias despareciendo poco a poco por culpa de los cristianos europeos. Yo me dedicaba a ayudar a que mantuviesen su cultura los pueblos de por allí. De hecho, acabé enamorándome de una joven de aparentemente mi edad, Naya, que era la hija de un rey azteca. De alguna forma ella me correspondía e iniciamos un idilio oculto a los ojos del mundo en el que nuestro amor dio frutos y acabó quedando encinta. Pero como siempre que puede pasar algo malo, pasa.

Los colonos llegaron y arrasaron con todo lo que encontraron, saquearon como simples ladrones y violaron como animales en celo a las mujeres. El que los comandaba era un ángel con la tapadera de sacerdote. Él también me identificó como ángel y poco le hizo falta pensar para ver que yo estaba con una humana. Naya murió entre mis brazos atravesada con una espada y yo acabé muy herido tanto emocional como físicamente.

En ese entonces decidí cambiar súbitamente. Mi corazón antes puro se volvió pútrido y oscuro, ambicioso de poder para no sufrir más. Busqué con ansias a un poderoso demonio, uno de los, por así decirlo, gobernantes de los infiernos. Se ve que le dio pena o le agradó mi determinación y mis ansias de poder y poco a poco fue cambiando mi luz por oscuridad, convirtiéndome en un demonio como lo soy ahora, despiadado, rastrero. Siempre actuando por interés propio y por ser más poderoso. Con el paso del tiempo decidí ganarme el dinero a modo de asesino a sueldo y mis pasos me acabaron llevando hasta aquí porque, ¿qué mejor ciudad que esta para manejar asuntos turbios?

Gustos: El manga y el anime, el sexo, los hombres atractivos, las mujeres atractivas (y que sepan comportarse como damas), leer, escuchar metal, las motos, las armas orientales y de fuego.

Disgustos: La gente vulgar, las rameras, los lloricas, la coliflor, las ciudades pequeñas y los pueblos

Virtudes: Astucia, determinación, capaz de amar (aunque no lo demuestre), buen actor, experto en el manejo de armas y en combate cuerpo a cuerpo

Defectos: Carácter voluble, egoísta, interesado