La ciudad de Las Vegas y la mitología sobre Ángeles y Demonios no pertenecen de ningún modo al Staff de 7 Pecados únicamente.
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El azul claro de sus ojos y los juveniles rasgos de mestizo asiático que posee será lo primero que generalmente llame la atención sobre el físico de Fon.
Mide 1,77 de piel blanca y muy lampiña, lo que contrasta con el negro profundo de sus cabellos, cortos y lisos pero con notable flequillo.
De aspecto más joven y angelical de lo que es en realidad, su cuerpo es delgado y no muy fuerte pero de reflejos destacados. Su musculatura no es en exceso marcada aunque sí sinuosamente delineada y definida, especialmente en pectorales, abdomen y su envidiable trasero.
Cejas finas, nariz recta, labios carnosos de sonrisa casi inexistente y enigmática, mirar profundo, felino, y movimientos masculinos pero suaves y sugerentes forman también parte de él.
Tiene una perforación en cada lóbulo y suele vestir de manera informal, ropa semi-ajustada y de colores discretos y sobrios que resalten el contraste de su piel, sus ojos y su cabello.
La única marca significativa que tiene en la piel es un lunar bajo el rabillo del ojo derecho que suele ocultar con su cabello.
Descripción Psicológica
Racional, solitario y misterioso. Esa es la imagen que suelen tener los demás de él.
No es alguien antisocial pero tampoco extrovertido, ya que le cuesta entender a la gente y a la gente le cuesta comprenderle a él. Es superdotado y está más interesado en aprender, en experimentar y usar a los demás como cobayas si es necesario para alcanzar sus objetivos que en “corromper” almas.
¿Remordimientos? ¿Moral? ¿Sentimientos? Los elude con la lógica y los instintos por escudos, pues a pesar de su condición demoníaca, no es de piedra.
Muy temperamental, apasionado con todo lo que hace y más sensible de lo que parece, intentar llegar a lo más hondo de Fon es casi una misión imposible.
Para él, no existen los dioses, ángeles, demonios, religión… él cree en la evolución y por ello se considera a sí mismo actualmente un ser evolucionado. El nombre que cada cual quiera darle a su evolución y los porqués de la misma, cosa personal de cada uno.
No cree en los límites. Si las matemáticas no los tienen, el resto del universo, tampoco.
Historia
Nacido y criado en Nueva York, más concretamente en Manhattan, fue el primer y único hijo de una joven pareja de clase media-baja.
Lei Fon nunca fue un niño normal y, por tanto, su vida no iba a serlo tampoco.
Su madre, un ama de casa con la que pasó la mayor parte de su vida debido a las horas que su padre dedicaba al trabajo para mantenerlos, descubrió sus capacidades intelectuales aún siendo un bebé.
Ella fue la principal desarrolladora de aquel prodigioso cerebro al que nunca podrían costearle un centro educativo adecuado para ello. El pequeño Fon tuvo que conformarse con la deficiente escuela pública de su barrio.
En donde comenzaría el inicio de su caída.
El acoso escolar se convirtió en su pan de cada día, ya fuera porque parecía demasiado chino o japonés para tener los ojos azules, porque siempre sacaba las mejores notas de la clase o por el simple hecho de estar sentado leyendo sin molestar a nadie.
El paso de los años no cambió aquella situación gran cosa. Más bien, lo empeoró.
Su padre trabajaba en unos laboratorios forenses de la policía y era un hombre duro que siempre intentó inculcarle el sentido de la justicia. Pero cada vez que sus notas disminuían ínfimamente por la depresión y se refugiaba en sus libros o cómics, recibía reprimendas y charlas morales que lo hacían sentir peor.
Las humillaciones, la exclusión social o la hostigación evolucionaron a intimidación, amenazas y agresiones cuando su madurez creció lo suficiente como para ignorar a los matones y a los profesores que se desentendían.
Hasta que Fon ya no pudo más y estalló.
¿Creyeron que un cerebrito friki no sería capaz de lanzarle un matraz lleno a la cara a alguien con toda su rabia contenida por 12 años?
Inocentes…
Irónicamente, le expulsaron de la escuela pero su padre al parecer no lo creyó suficiente, internándolo en una academia militar al inicio de la secundaria.
Fue el Infierno en vida… en más de un sentido.
Pero esta vez, descubrió algo para aplacar todo ese dolor y no meterse en tantos problemas por dejar que su frustración se desatase en forma de ira.
A sus 15 años ya empezaba a notársele los efectos de la pubertad en algunos ojos que le rodeaban, en especial en los de uno de los sargentos que le instruían. A Fon le fascinaba: un hombre culto, fuerte y varonil, admirado, respetado, recto, casado y con hijos.
Al perder la virginidad, Fon sintió estar corrompiéndolo más a él que a sí mismo.
Y eso le gustaba.
El sexo se convirtió entonces en uno de sus mayores pasatiempos antiestrés, relajando su interior atormentado para dejarle pensar más fría y calculadoramente.
Así sobrevivió a la escuela militar y luego cuando entró al ejército a los 18 años, ya que los pocos ahorros para su universidad fueron los que pagaron su educación secundaria.
A los 20, tras dejar el ejército para graduarse en la academia de policía como así quiso su padre, pasó a formar parte del cuerpo de detectives de homicidios neoyorkino.
Fue ahí cuando terminó de ver que la justicia no existía.
Un año después, cuando ya prácticamente se tomaba la ley por su mano y abusaba de su autoridad para sus propios objetivos, recibió el balazo que le atravesó el cuerpo y el alma. Literalmente.
No murió, pero ya no era el mismo de antes.
Fue su liberación, ahora su visión del mundo era muy diferente y lo primero que hizo por ello fue dejar la policía y su falsa moral de amor y justicia.
Ahora estaba hambriento de conocimiento e independencia, solo le hacían falta sexo y dinero para poder experimentar con lo que podía dar de sí su nueva condición.
¿Y qué mejor lugar que Las Vegas para eso?
Así que marchó sin remordimiento alguno rumbo a la otra punta del país, hacia aquella que llamaban la Ciudad del Pecado.
Aunque Fon prefería más “la Capital de las Segundas Oportunidades.”
Extras
Sus hobbies habituales son la lectura, cocinar, ir a follar bailar, hacer trampas en los casinos y aprender en general.
Entre sus gustos destacan las armas de fuego y el tiro, la lluvia, los experimentos, las nuevas tecnologías, la música instrumental y los felinos, su total y mayor amor. La ruptura de estereotipos le fascina en la cama pero el tabú de la homosexualidad es su pequeño fetiche.
En cuanto a sus aversiones más destacadas se encuentran las interrupciones, los lugares en exceso ruidosos y la gente que intenta indagar demasiado sobre él.
Sus mayores virtudes sin duda son su inteligencia y su perseverancia, agotará todas las posibilidades antes de considerar algo imposible. Tiene también una puntería envidiable.
Defectos… Es cabezota a la máxima potencia, su temperamento es explosivo y las alturas le dan algo de vértigo cuando no tiene donde sostenerse.