La ciudad de Las Vegas y la mitología sobre Ángeles y Demonios no pertenecen de ningún modo al Staff de 7 Pecados únicamente.
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Mide 1,70 de altura y está delgada como las modelos, con pecho y curvas suficientes como para seducir al llevar vestidos apegados a su cuerpo. Hay dos cosas que destacan en ella. El pelo y sus ojos. El pelo es largo -llegándole a sobrepasar los hombros- semiondulado y castaño claro. Suele llevarlo suelto a no ser que el calor la agobie tanto que termine recogiéndoselo pero son las menos. Sus ojos, por contra, son dos zafiros en medio de un tez pálida y muy maquillada. Suele delineárselos de negro para resaltar todavía más el azul y así atraer a más "víctimas" generalmente hombres aunque a veces se la ha visto con chicas. Nariz recta y labios en su justa proporción hacen de su rostro una belleza por estrenar, un diamante en bruto... Aunque no te creas todo lo que ves pues Emere, en su interior, guarda demasiado como para no sorprenderte. Suele vestir provocativa (aunque la lujuria no sea su aura) de noche y de cuero de mañana o viceversa, depende de como levante ese día. Por las noches duerme desnuda en su cama con solo una sábana tirada por encima de su cuerpo.
Descripción Psicológica
Emere es un demonio vanidoso, ya que le gusta estar siempre perfecta, preparada y lista para lo que venga. Superficial teniendo mucho cuidado en su alimentación y en que su piel y cabello estén siempre perfectamente perfectos. Le encanta tener el control de las situaciones y de todo su contorno y entorno; manipuladora.
Cuenta a los amigos con los dedos de las manos y como muy buenos amigos, con uno le basta. No es que necesite estar rodeada de gente sino más bien de lacayos que recojan las cosas que se le caen (o que tira expresamente) idolatrándola. No es de fiar pues es astuta; no es de las que venden la venganza inmediata ni la sirven fría, Emere más bien espera el momento idóneo escondida entre las sombras para cazar a su presa.
Y envidiosa, muy envidiosa. Todo lo quiere poseer, tanto el lujo ajeno como a las personas. Si ve que alguien tiene algo que ella no tiene, lo querrá, no le importa lo que cueste, irá tras ello hasta conseguirlo. En ese sentido podríamos decir que es obstinada, terca y voluble en el sentido de que es caprichosa y puede cambiar de gusto en último momento y dejarte con la compra en la mano. A veces, para ligar, se hace pasar por su hermana Heene y se presenta como tal ya que su hermana era más sensual que ella misma y aprovecha eso para su propio beneficio.
Es una persona desordenada por capricho así se da el gozo de ver como otros recogen sus desórdenes mientras ella se lima las uñas o ve la televisión, anhelos de infancia que no se van así como así con el devenir de los años. A veces, por puro divertimento, ha desordenado a propósito una parte de su habitación para volver a revivir el gozo de ver como, parsimoniosamente, vuelven a ordenarla.
Historia
Ser dos nunca fue un problema, ser la segunda en nacer, sí. Para los Ilue solo importaba la mayor a quien le pusieron Heene, poniéndole a la segunda Emere. Heene enseguida fue alimentada por su madre mientras Emere era dada a una nodriza para que cuidara de ella. Dos niñas idénticas producto de la misma placenta que habían compartido hasta el momento cordón umbilical nunca más estuvieron unidas. Emere creció en un ambiente completamente distinto al de su hermana pues creía que la nodriza era su madre y el esposo de esta, su padre. Hasta que no tuvo 5 años cuando, jugando en un pasillo, se tropezó con Heene. Pensando que había visto algo extraño salió corriendo asustada y fue a refugiarse a brazos de su madre quien la consoló. Nunca comentó con nadie esa doble que había visto aquel día en el pasillo pero, a sus 9 años, decidida a salir de dudas y con valentía, accedió a la habitación de la niña -de su misma edad- y habló con ella.
Tras ese día Emere empezó a sentir no solo celos sino también envidia por aquella niña extrañamente idéntica a ella que vivía con todo lujos mientras ella era, tan solo, la hija de los criados. Empezó a querer todo lo que la "Otra" (como la llamaba en privado) tenía. Si tenía un vestido nuevo, ella lo quería, si tenía un peluche nuevo, ella lo quería. Si tenía algún amigo nuevo, ella lo quería. Envidiaba la forma de vivir de la "Otra" hasta que cumplió los 14 años y Heene fue presentada en sociedad y ella no. Les exigió a "sus padres" asistir al menos pero ellos se negaron en rotundo llevándola al teatro sin embargo. Esa misma noche se presentó en la habitación de los señores Ilue y les miró fijamente, exigiendo explicaciones que no le dieron. La nodriza se llevó a la adolescente de la habitación montada en cólera y soltando mil y un "los sientos" castigando a su hija durante una semana sin salir de su cuarto. Aquello solo provocó que tuviera más ganas de saber la maldita verdad, esa que no le decían deseando tener 18 años para saberla.
Pero fue la casualidad la que hizo que a sus 16 años y medio descubriera, en un cajón polvoriento del desván de la casa, un documento de nacimiento de dos gemelas idénticas llamadas Heene y Emere. Montada en ira se fue a buscar al Señor Ilue y le gritó todo lo que había guardado en su interior durante dos años y medio. El hombre, sin alterarse, se quitó las gafas y la miró. Solo un "fue necesario" escapó de entre sus labios y luego mandó a la nodriza a vigilar de más cerca a la niña o serían despedidos los tres. Hasta más arriba de las narices de qué no le contaran la verdad planeo un plan. El plan que, si salía bien, haría que tuviera todo aquello que una vez envidió: "la vida de su hermana Heene". Estaba harta de ser la "don nadie" de las dos, de ser la criada personal de esa niña engreida e hipócrita que la trataba con menosprecio, evitando mirarle a la cara. La odiaba pero más que eso le tenía envidia, una envidia insana, enfermiza, de esas que matan.
A sus 17 años, durante la celebración del cumpleaños de Heene, una chispa de la hoguera mal atendida lanzó un incendio por media casa sin lamentar heridas salvo uno: Heene o, mejor dicho, Emere. Todo había sido fortuito pero el rostro de aquella que lo había tenido todo quedó seriamente dañado al salirle un fogonazo directo al rostro. Pudo salvarse pero quedó gravemente desconfigurada y Emere, astuta como ella sola, se hizo pasar por Heene al ser las dos idénticas. Le arrebató la identidad y se hizo pasar por ella mudándose a otra casa mientras reparaban los desperfectos tras el incendio. Adoptó el nombre de Heene y empezó a frecuentar un grupo de hombres de la alta sociedad en la que se movía donde conoció a Priest -o así se presentaba al menos- un enigmático joven -de apariencia su edad- que empezó a llevarla por la mala vida y las malas influencias hasta convertirla en demonio de la Envidia. ¿Por qué no avanzó? ¿Por qué no prosperó como demonio? ¿Por qué se quedó como estaba? Simplemente porque se dedicó a vivir la vida que le había sido arrebatada comportándose peor que su hermana pues ella, lo quería todo, todo el doble. Si su hermana tenía un peluche, ella quería dos nuevos, un vestido, ella dos...
Así vio morir primero a los criados a quienes miraba con desprecio -aunque en secreto seguía pensando en ellos como padres- y luego a sus propios padres demasiado temprano como para haber disfrutado de ellos. Y la herencia fue para ella después que su hermana muriera por una infección cutánea en el rostro desconfigurado. Una vez sola en el caserón -ahora reformado y restaurado tras el incendio- volvió a recuperar su nombre y se puso el Ilue detrás. Fueron pasando los años y se percató que no envejecía y ahí tuvo un problema, ¿cómo esconderse de la sociedad? Para no ser descubierta pasaba el verano en una residencia y el invierno en la otra alternando entre ambas en primavera y otoño. El demonio que la "creó" negaba con la cabeza y no decía nada, callaba. Había insistido demasiadas veces que la joven debía aprender a dominar sus dones en vez de vivir una vida regalada mientras dilapidaba su dinero pero todo era en vano; así que la abandonó a su suerte...
... Hasta la actualidad.
Emere, cuando se hartó de la soledad dejada por su Maestro, se dispuso a viajar por el mundo gastando parte de la fortuna acarreada y heredada por sus padres al fallecer creyendo a pies juntillas que ella era Heene. El último viaje la llevó a Las Vegas y ahí finalmente se reencontró con su Maestro quien le dio un últimatum. Ella asintió y él volvió a desaparecer de su vida dejándola sola en la ciudad de los pecados. Ansía poder, ansía la vida de los demás pero sobretodo, ansía gustar a su Maestro, tenerle contento y por ello está dispuesta a expandir la envidia por allá donde pase. Se sabe preparada para el reto que tiene enfrente. Ya no envidia la vida que vivió su hermana, ahora envidia a quienes se hospedan en las mejores suits de los hoteles más caros de Las Vegas y desea crecer tanto en demonio como en fortuna, envidiando a ambos casos por igual. ¿No terminará nunca de envidiar? Actualmente se hospeda en el "The Venetian Resort-Hotel-Casino" en una de las mejores suites.
Extras
*Gustos:
[x] Harley Davinson. [x] El cuero. [x] Que la idolatren. [x] Llevar siempre la razón.
*Disgustos:
[x] Las tormentas. [x] Las remilgadas. [x] Los "santurrones" que ayudan al prójimo. [x] Los ángeles (aunque aún no sabe definir el porqué) [x] Que le lleven la contraria.